Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Diciembre de 2015

MIRADOR

Año caro

“Ojalá el 2016 no venga cargado de aumentos”

 

En medio de villancicos, cierre de novenas este 24, cantos decembrinos, bailes de Navidad, los colombianos haríamos bien en encargarle al Niño Dios que 2016 no llegue tan cargado de incrementos y carestías.

 

Ricos y pobres, bendecidos y olvidados, pudientes y necesitados, abastecidos y humildes, opulentos y asalariados, trabajadores y desempleados, beneficiarios y olvidados por el Estado, todos en común, haríamos bien en serenar los espíritus estas fiestas de Navidad e invocar que 2016 no venga cargado de gastos y aumentos.

Las anteriores reflexiones tienen relación con variado menú de dificultades a sortear el próximo año.

 

Inexorablemente tendremos que asumir nuevos sacrificios fiscales pues se encarecerá el crédito bancario, habrá que pagar mayores impuestos y será más costosa la canasta familiar.

 

La inflación pesará fuerte sobre el ingreso de asalariados y le complicará aún más la vida a desempleados e informales.

 

Arribará una nueva reforma tributaria que hará mella en el bolsillo de todos.

La subida de tasas de interés de referencia por parte del Banco de la República encarecerá el crédito y dificultará el flujo de caja de empresas y consumidores.

 

La elevación también de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos va a encarecer la deuda externa, fortalecerá aún más el dólar y encarecerá todo lo importado, desde alimentos, vestidos, bebidas y electrónica.

 

Viendo así las cosas, el 2015 lo sacamos barato en materia de crecimiento económico.

 

Pudo ser peor la situación del país si nos atenemos al bajonazo de los ingresos petroleros y el impacto de la devaluación sobre el consumo interno.

 

Es claro que cuando se enrarece el clima de negocios, la economía crece menos y la tasa de cambio ‘vuela’; los consumidores guardan cautela, compran y gastan menos.

Muy seguramente la elevación de intereses que encarecerá costo del dinero los próximos meses, influirá negativamente sobre consumo de los hogares.

 

Simultáneamente, si hay menos consumo, fluye menos plata a la economía y la dinámica en el crecimiento seguirá siendo lenta, por debajo del 3%, o en el mejor caso, rozando este flaco nivel.

 

En consecuencia, no queda más que ser optimistas, al menos con moderación. Ser prudentes este fin de año en gastos e inversiones, disfrutar las vacaciones y regresar a casa con oxígeno y nuevo aliento.

 

Mi brindis a copa llena es por los más pobres de Colombia y los desempleados.