El caos económico generado por el coronavirus, que día a día crece, tiene con los pelos de punta tanto a gobernantes como empresarios, comerciantes y ciudadanía en general, es una situación bien preocupante que no se puede desconocer y obliga recurrir a estrategia audaces para paliar este difícil momento, porque son muchos los sectores de la economía comprometidos en el tema, esperando que el alto gobierno y demás autoridades saquen del cubilete la solución a sus problemas de caja, para amortiguar descuadres económicos de toda índole.
Uno de esos sectores es el turístico que agrupa innumerable tipos de negocios. Hablamos de bares, restaurantes, sitios históricos, museos, hoteles…en fin, me haría interminable tratando mencionar el abanico de posibilidades, que sueñan con una salida rápida y prometedora, para mitigar sus angustias.
Indudablemente el sector posee experiencia y está en posibilidades de cubrir los requisitos exigidos por las autoridades, para prevenir la presencia y contagio del virus, en lugares que por lógica tienen vocación de concentración humana. La decisión está en el gobierno, acompañado de administraciones departamentales y municipales, y sería recomendable entraran a debatir parámetros direccionados a esa posibilidad, que de seguro se cristalizaría sustentada en pruebas y ensayos conducentes a comprometer tanto a operadores turísticos como a visitantes de esos lugares, quienes en últimas adquieren una responsabilidad ineludible ante la observancia de indicaciones y recomendaciones.
Creemos que es una decisión urgente, pues su generación de empleo es pujante y próspera, a más de impulsar la economía en todos los niveles. Recordemos que existen países sosteniendo su economía en el turismo, tanto doméstico como internacional, pensamos que este puede ser un despertar, una oportunidad de explorar nuevas expectativas y retos a futuro.
Colombia es un emporio de atractivos, en épocas pasadas se lograron créditos importantes sobre el asunto, y la infraestructura está a medio camino, solo falta voluntad política, unos padrinos que crean en un proyecto probado en la práctica; tenemos falencias en capacitación, concientización y organización, pero apoyando con recurso al ministerio del ramo tendremos oportunidades. Debemos salir de la pandemia con proyectos claros, lógicos y realizables, la Colombia turística está esperando líderes y organizaciones que crean en ella.
Evoquemos la Corporación Nacional de Turismo, con Raimundo Angulo, buen intento de posicionarnos en esas calendas como país turístico, evoquemos la ley Emiliani trasladando los festivos semanales a lunes, originando puentes para descanso familiar; fueron ideas audaces que en su momento movieron voluntades y posibilidad de consolidar la industria del turismo. Hasta Bogotá llegó a contar con su oficina y comisaria de turismo en la zona internacional. Solo falta hacer de cada colombiano un guía, un promotor, un convencido que el turismo es el camino. Que este encierro permita soñar con oportunidades y propósitos.