Imposible no abordar el tema sobre la muerte del patrullero Edwin Arnoldo Caro Gómez. Inadmisible no hacer un reconocimiento al valor y profesionalismo demostrado por nuestro héroe, un paladín que como de costumbre y sin medir riesgos, salió a su servicio de acuerdo a lo ordenado en los reglamentos, dispuesto como siempre a cumplir su deber en defensa de la comunidad y el orden público; seguros estamos que lo animaba esa vocación por el servicio, propia de los hombres que visten el verde oliva y juraron ante el altar de la patria servir bien y fielmente a los intereses de la sociedad. Sin embargo, sabedor de los riesgos generados por la agresividad que acompaña la delincuencia capitalina, nunca vaciló en su profesionalismo, ni esquivó las responsabilidades de la misión; fue por ello que fiel a sus postulados entregó su vida en defensa de esa sociedad que muchas veces no alcanza a valorar ni entender, el nivel de entrega y sacrificio de todos estos policías que patrullan las ciudades, buscando generar paz y tranquilidad en el conglomerado.
Conocedor como el que más de los riesgos que encarna el servicio de patrullaje y vigilancia, especialmente en una ciudad como la capital del país, que se percibe azotada por diferentes organizaciones delictivas de disímil índole, donde en cada esquina, sin importar la hora, acechan componentes de bandas criminales dedicadas a la trasgresión y delincuencia, alistó su uniforme y equipo para ofrecer seguridad en el sector puesto bajo su responsabilidad. No bien había iniciado el recorrido cuando se vio abocado a una pareja de sospechosos, a quienes junto con su compañero de trabajo abordaron para efectuar un procedimiento reglamentario y profesional, que terminó como todos mis amables lectores ya conocen. ¡Qué tristeza!, “como me duele la muerte de mis policías”, estas palabras las he escrito muchas veces y cada oportunidad me producen más desesperanza; de la calidad y eficacia en el servicio de Edwin Caro Gómez hablan sus superiores, quienes lo valoran como ejemplo de entrega y disposición. Paz en su tumba, fortaleza para la familia y honra sobre la Policía Nacional.
Permítanme unas reflexiones: ustedes se han puesto a pensar ¿cuántos patrulleros Edwin Caro tenemos en nuestra fuerza pública? Cuantos hombres y mujeres de la policía a diario enfrentan la delincuencia y exponen su integridad?, miembros de una institución que no se cansan dando muestras de profesionalismo, valor y entrega, uniformados que en diferentes escenarios y variadas circunstancias deben soportar vejámenes, irrespetos y afrentas, institución que en los últimos tiempos ha soportado ataques arteros venidos de diferentes sectores, unidades policiales agredidas e irrespetadas por organizaciones y grupos de diferentes órdenes y niveles sociales.
Gracias Edwin por despertar la solidaridad ciudadana hacia esta institución que tanto amo.