A la crisis sanitaria más grave desde la pandemia por gripa española en 1918 se suma una crisis política sin precedentes con la privación de la libertad del dos veces presidente de la República de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. Solo espero que esto no distraiga la atención y se termine por abandonar definitivamente los pocos o nulos esfuerzos que se han hecho por reactivar la aviación domestica e internacional en Colombia.
Es un clamor general: el transporte aéreo debe reactivarse lo antes posible. Recojo las palabras de Félix Antelo, presidente de Viva Air, “mientras en Perú ya hemos transportado desde el 15 de julio cerca de 14.000 pasajeros, en Colombia estamos esperando la autorización del gobierno”.
Creo que Colombia ha tomado una posición muy conveniente. Los aeropuertos están listos, las aerolíneas también, pero nadie quiere asumir el costo político de reactivarlos. La aviación siempre se ha fundamentado en la seguridad tanto operacional como sanitaria. Las aeronaves están equipadas con filtros HEPA que eliminan 99.99% de partículas como bacterias y virus, según lo ha dicho innumerables veces la IATA. Sobre esto, el gobierno no ha hecho ningún esfuerzo pudiéndolo hacer. ¿Y cómo lo puede hacer? Ayudando a generar confianza en las personas para que usen el transporte aéreo. Podría en sus alocuciones diarias enfatizar este hecho. Eso ayudaría muchísimo a la industria pues lo que se necesita es generar confianza, no todo lo contrario.
No veo proactividad por parte de la Aeronáutica Civil en este momento. Y yo si lo tengo que decir, situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias. No veo ninguna medida extraordinaria para reactivar la aviación. Pensar fuera de la caja no debe significar pensar que viviremos en un mundo sin aviación, sin internet, sin comunicaciones, sin exploración espacial y sin nada de lo que ha significado inmensos avances de nosotros como especie humana.
Si de pensar distinto se trata hay que romper algunos paradigmas. Es hora de revaluar el beneficio que genera el concepto de soberanía sobre el espacio aéreo. Es momento de eliminar todas las barreras de acceso a los mercados establecidos en los acuerdos de transporte aéreo. Es hora de pensar lo impensable y estudiar la posibilidad de que, ante la crisis de la aviación, se permita el tráfico de cabotaje es decir octava y novena libertades del aire y permitir que aerolíneas extranjeras ofrezcan servicio de transporte aéreo doméstico en Colombia. La razón por la cual no se permite es la soberanía nacional y protección de un mercado interno. ¿No sería mejor generar inversión extranjera que proteger un concepto mandado a recoger? Además, ¿proteger un mercado interno durísimamente golpeado y que posiblemente quede vacío?
La solución no es pensar en que el derecho a la locomoción se limitará a caminar. Colombia debe repensar toda su política aerocomercial y debe incluir en la misma la posibilidad de que aerolíneas extranjeras incluso presten servicio de transporte aéreo doméstico y olvidarse del paradigma de la soberanía y protección de un mercado aéreo acional.
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