Se han dado a conocer nuevamente los índices de corrupción mundial de los diferentes países, en el cual, Colombia aparece en el puesto 92; sin embargo, uno de los más grandes inconvenientes surge, hoy en día en materia de educación. Basta citar algunos ejemplos de la última década, extractados de noticias verídicas, que ha incluido “ético”, la plataforma de recursos en línea del Instituto Internacional de Planificación de la Educación de la Unesco dedicada a la ética y la corrupción en la educación:
Entre Google y los compañeros de clase que publican la mitad de las respuestas en Facebook, los estudiantes de toda Francia se jactan públicamente de hacer trampa durante los exámenes.
En Corea del Sur, 200 profesores de 50 universidades diferentes son acusados de apropiarse de libros escritos por otros autores.
En India, el fraude universitario es un deporte nacional, empezando por el ex primer ministro hasta el ex ministro de Justicia de Delhi, cuyo diploma en derecho sería falso.
Para que su hija fuera admitida en Stanford, una familia china supuestamente pagó a un funcionario del equipo de vela $ 6.5 millones de dólares por una recomendación de ingreso.
Para miles de jóvenes sirios, se ha vuelto imposible estudiar en un país asolado por la guerra civil. Para reconstruir sus vidas en el extranjero, los estudiantes compran diplomas falsos. Un negocio que crece en la vecina Turquía.
Dos estudiantes de derecho pagaron 50 € cada uno en sobornos para que, por medio de un teléfono celular, alguien desde afuera les diera las respuestas de un examen.
Los casos abundan, desafortunadamente, pero, se debe prestar adecuada atención a la integración de la lucha contra la corrupción en todos los ámbitos y, en especial en la formación de los nuevos ciudadanos a través de prácticas que combatan la corrupción, estableciendo procedimientos transparentes en el área.
La política de integridad busca la coherencia en el actuar, la denominada sindéresis, esa extraña palabra del griego "syntéresis" (discreción), relativo a la capacidad del alma para distinguir el bien del mal, para captar y reconocer el principio del obrar moral, la luz de la conciencia y que, para Santo Tomás de Aquino, es lo que contiene los primeros principios de la ley natural (in sinderesis autem sunt).
¿Cómo podemos lograr la sindéresis en la educación? mejorar el compromiso y la coherencia entre lo que se dice, se hace y se piensa; la dedicación al trabajo y la calidad de lo que se ejecuta. En materia educativa, 76 países del mundo han adoptado códigos de conducta docente; en el caso de Colombia, hay un código de conducta para los docentes del distrito capital adoptado en 2009.
Por esa razón, lo ideal sería, de acuerdo con el decreto 1330 de 2019, que cada Institución, como muchas ya lo han realizado, expidan su código de ética y buen gobierno, al igual que reformen sus reglamentos estudiantiles, en cuanto al compromiso de los estudiantes y docentes con la transparencia.