Los últimos días del presidente Juan Manuel Santos antes de abandonar la Casa de Nariño dieron lugar no sólo a que se convirtiera en “youtuber”, sino a que diera un par de puntadas para ultimar su legado. Legado que incluye entre otras, los escándalos de Isagen, Reficar, la financiación de su campaña con dineros de Odebrecht, doscientas mil hectáreas de coca sembradas y la misma proporción de bosques arrasados, el asesinato de los líderes, cuatro billones de pesos de déficit fiscal al año y la polarización del país, a este prontuario se le suma una decretatón, similar a la del año pasado, cuando en un fin de semana firmó 20 Decretos para implementar el acuerdo de La Habana, a días de que las facultades extraordinarias que le había concedido el Congreso, fueran a expirar.
La actividad legislativa de quién fue la cabeza del Ejecutivo durante los últimos 8 años en el país, batió su record legislativo, en poco más de dos meses, desde la Casa de Nariño se emitieron 442 Decretos con fuerza de Ley, de los cuales 34 corresponden a nombramientos en el servicio diplomático nacional, adiciones al presupuesto general de la nación, limitaciones para el desarrollo de la competitividad del país, la aprobación del programa del Ministerio de Hacienda para vender el 32.5% de las acciones de la empresa Telecomunicaciones S.A. ESP, que estaban en cabeza del Estado y el protocolo que regula la protesta social.
Esta decretatón fue el último golpe del Gobierno Santos, en un intento adicional para torpedear la ejecución de los programas del Gobierno electo; con estos decretos Juan Manuel Santos y su gabinete, en un acto de vanidad, no sólo impuso al gobierno entrante decisiones de vital trascendencia para el desarrollo regional y la competitividad del país, sino que al mismo tiempo comprometió la credibilidad y la seguridad jurídica de Colombia.
Sin embargo, cumplida su labor como Presidente -para bien del país-, los colombianos a pesar de las diferencias políticas y las adversidades a las que nos hemos enfrentado en los últimos años, estamos llamados a trabajar para unirnos como nación, estamos llamados a marchar en una sola dirección que nos permita crear el Gran Pacto por Colombia -acuerdo básico sobre el futuro de nuestro país por encima de las diferencias-, en el que la legalidad, el emprendimiento, la equidad, la sostenibilidad ambiental y la educación, sean los derroteros que nos permitan alcanzar la justicia social, cerrar la brecha social y derrotar la pobreza.
El objetivo no será fácil, los retos no sólo serán innumerables sino complejos, no obstante, con un gabinete preparado será posible la construcción de un mejor país, un país en el que todos tengamos cabida, donde la diferencia ideológica no nos divida, porque es trabajando y no odiando, que alcanzaremos una verdadera paz estable y duradera.
@SamuelHoyosM