Independiente del abanico de necesidades por atender que tiene el país y que el futuro gobierno debe acometer con prioridad, no podemos desconocer que la seguridad ocupa un renglón preponderante, tanto que en las campañas ya están pensando -ojala sea cierto porque es urgentísimo- presentar unas plataformas serias sobre el asunto, pues han entendido que sin seguridad en imposible encarar situaciones y proyectos a corto y largo plazo, además que es una exigencia sentida que esta haciendo agua y pidiendo atención de tiempo atrás.
Para nadie es un secreto que la sociedad esta acorralada por la delincuencia y que este estado de cosas nos llegó debido al alto índice de impunidad que vivimos, no por venalidad de las autoridades sino por la aplicación de la ley, que esta pidiendo a gritos reformas de fondo que defiendan al ciudadano y permitan a las autoridades de toda orden combatir la delincuencia.
Los aspirantes al Congreso, conocedores de la problemática en general, hablan de seguridad y tecnología, pero no explican el cómo, olvidando las estrategias y compromisos entre autoridades y ciudadanía. Otro tanto sucede con los clubes de presidenciales que no parecieran tener en primer orden la seguridad, desconociendo sus futuras responsabilidades ante la sociedad, la mayoría descansan sobre los hombros de la fuerza pública el cuidado y atención del orden público interno, sin demostrar en sus intervenciones asomos de política criminal bien estructurada o, por lo menos, un estudio a futuro para palear las diferentes aristas que complican su atención. Demostración de la apatía es la ausencia de proyectos y atención al sistema carcelario tan golpeado, abandonado y desatendido inveteradamente; no tenemos espacios en las cárceles y mucho menos resocialización, se han invadido las estaciones de policía y unidades de reacción inmediata en la capital y ni qué decir de la provincia, en un estado de cosas con mensajes de urgencia a las autoridades venidas de la ciudadanía, sin cárceles no hay sanción y sin sanción tendremos impunidad.
Se han invertido los valores, la prueba esta en los ciudadanos de bien que, ante la agresión delictiva en su persona, vivienda o transporte, debieron defenderse, terminando en la cárcel sin que las autoridades conocedoras de la situación, pudieran auxiliarlos con apego a la ley. El llamado es inaplazable. Las campañas prendieron motores y es momento de presentar ante el electorado un plan que demuestre futuro promisorio sobre seguridad ciudadana, que es transversal y toca todos los aspectos de las sociedades y administraciones. Por lo tanto, es compromiso colectivo donde debe primar el bien general sobre el particular. Las autoridades son responsables de coordinar, dirigir y facilitar el desarrollo de los programas y apremia capacitar tanto al ciudadano como a las autoridades de todo nivel. Urge motivar a los unos y los otros para lograr compromiso.