Las empresas alrededor del mundo se están debatiendo sobre los nuevos modelos de trabajo pospandemia. ¿Ir o no a la oficina? Esa es la cuestión. Para los gerentes es una de esas decisiones que no dejan contentos a todo el mundo. De esas decisiones traumáticas que generan aplausos para algunos y conflictos para otros.
Los barrabravas del teletrabajo tendrán que ceder. El mundo laboral pospandemia será hibrido. Los que sueñan con el 100% presencial o 100% virtual es un imposible. Los empleados tienen que adaptarse a las realidades y sobre todo a las necesidades de cada compañía. El tema es que el trabajo virtual vs el presencial más que analistas tiene barrabravas.
Pero para los fanatismos están las cifras. Según la Encuesta Pulso Social del Dane, el 53% de los colombianos no quiere seguir en trabajo remoto. El Dane preguntó ¿con qué frecuencia quisiera trabajar remotamente después de la pandemia?, más de la mitad, 53%, aseguró que ‘nunca’ y 10,4% respondió que ‘muy de vez en cuando’. Por el contrario, 19% de los ciudadanos preferiría seguir en teletrabajo, trabajo en casa o modalidad virtual de trabajo a futuro.
De la misma manera, 8,3% estaría tres días por semana en esta modalidad de trabajo si pudiera, 4,2% optaría por dos días, 4% por cuatro y 0,9% por un día a la semana con trabajo remoto. La encuesta que realizó el Dane mostró algo que se ha venido asegurando hace meses: el trabajo presencial tiene mejor receptividad en culturas latinoamericanas.
En El Nuevo Siglo salió una entrevista con Érika Casallas, directora para América Latina de Sodexo y me pareció que da en el punto. “Efectivamente vemos una tendencia de regreso a las oficinas. Sin embargo, la situación de pandemia ha forzado al sector empresarial a pensar en reducir sus espacios y cambiar de dinámicas. Hoy cobra mucha fuerza el modelo híbrido en espacios de trabajo fluidos que se adapten al propósito que cada empleado tenga al decidir ir a las oficinas, y las cifras de nuestra investigación lo demuestran: el 34,8% considera que esta dinámica es la ideal para desarrollar sus labores”.
Desde esta tribuna hemos insistido en que el trabajo totalmente virtual no es viable para organizaciones medianas y grandes. Quizá para las pequeñas que, por costos de operación, tienen la posibilidad de manejar el core de sus negocios sin necesidad de presencialidad. Pero para las compañías que superan los centenares de colaboradores sí o sí debe existir la presencialidad.
¿Por qué? Porque las organizaciones grandes requieren del trabajo mancomunado. Del trabajo en equipo. Las grandes compañías necesitan de algunos intangibles que van más allá de las cifras de productividad. Los tiempos de decisión en la virtualidad son mayores. La virtualidad, infortunadamente, genera teléfonos rotos. Y eso quedó comprobado en estos dos traumáticos años.
Al final, como dicen las abuelas, “ni tanto que queme al santo ni tan poquito que no lo alumbre”. Para el 2022, las empresas tendrán que optar por modelos que se adapten a sus necesidades particulares y, si el presupuesto lo permite, se adapte a las necesidades de la mayor cantidad de colaboradores posible. Eso sí, no todos quedarán contentos.