Por fin llegó la hora de cumplir nuestra importante cita con la urnas; un compromiso ineludible para elegir un Congreso que le sirva al país y a nuestras regiones. Y, en especial, una voz fuerte que atienda desde el legislativo las prioridades de nuestra Bogotá.
Yo propongo una agenda de trabajo que defienda los derechos básicos asociados al respeto por la vida y la integridad de la gente y que promueva acciones de impacto en el mejoramiento de su calidad de vida, a través de un mayor acceso a más y mejores servicios, al conocimiento y a oportunidades ciertas para la realización de sus proyectos de vida.
Un primer tema vital y urgente por enfrentar es la inseguridad. Desafortunadamente ésta no es una percepción, es una realidad. De manera alarmante, el hurto a personas se incrementó en enero, en 42% en el espacio público y en medios de transporte. Necesitamos más policías comunitarios, más frentes de seguridad, más focalización para la prevención, mejores procesos de denuncia y una justicia efectiva.
Otra prioridad es la educación para el emprendimiento. Nuestra niñez y juventud necesitan acceder a una educación de la mejor calidad que les permita desarrollar desde pequeños sus habilidades y destrezas en ciencia, tecnología e innovación. Necesitamos cerrar las brechas de acceso a la educación inicial y superior cuya cobertura en los dos casos no alcanza el 50%. Debemos reorientar la educación desde la media hacia el emprendimiento con prácticas empresariales. La educación y la formación para el trabajo es la inversión más rentable para la movilización social.
Rescatar y actualizar la Agenda de Competitividad de Bogotá – Región es de la mayor importancia para orientar la formación profesional hacia los frentes de servicios que produce y presta la capital y donde se genera mayor empleo. No olvidemos que el 70% de la riqueza de nuestra ciudad se genera en el sector de los servicios; esa gran plataforma de servicios de turismo, negocios y economía naranja, entre otros.
En materia de movilidad vial, hoy al borde del colapso, no puede aplazarse más el ajuste y consolidación del sistema integrado de las distintos modos de transporte, a partir del peatón cuyos viajes han crecido en 73%, entre 2006 y 2016 y de la bicicleta que ha crecido en 105%, en el mismo período. Los dos son ambientalmente sostenibles y protagonistas del sistema integral.
La infraestructura vial es clave como foco crucial de control político pues Bogotá será protagonista de megaobras que deben realizarse con toda eficiencia y total transparencia: la Primera Línea del Metro elevado, Cable Aéreo Ciudad Bolívar, TM por la Séptima; Avenida Longitudinal de Occidente – ALO, Autopista Norte y Calle 80, y mejoramiento de red de Andenes y Alamedas y de Ciclorrutas.
Finalmente, hace parte de mi agenda la recuperación de los espacios colectivos verdes y duros pues es allí donde se construye el tejido social de nuestra ciudad. Es la expresión de nuestra identidad y base de nuestro sentido de pertenencia. Los invito a volver a creer.