El pliego de ciento cuatro peticiones al gobierno nacional presentado por el denominado comité de paro es anárquico, la mezcla de temas carece de sentido común, no se trata de un documento comunista sino de suma de solicitudes lanzadas con la pretensión de adelantar una negociación. ¿Quién autorizó tan caótico oficio? Creo que ni quienes lo suscribieron, -desconozco si lleva firmas- le auguren futuro.
La mayoría de los colombianos no tenemos relación con dicho formulario, ni hemos sido consultados, anhelo cambios pero anoto que, aún dentro de la historia, ni siquiera los exponentes de la tesis de desaparecer el Estado concibieron un petitorio como el que ha recibido de regalo de Navidad el presidente Iván Duque. Desconozco el tratamiento que dará a tan insólita misiva contraria a la autoridad presidencial e insisto en la confusión de las lenguas, en la equivocación de iniciar la construcción de otra torre de Babel.
Me abstengo de comentar extrañas solicitudes, no comprendo el alcance de sugerir la modificación de la doctrina militar ni a qué se refiere. A pesar de haber escrito el libro de Militarismo en América Latina me declaro ignorante de lo consignado en el requisitorio, no hemos recibido la explicación acerca de la mencionada doctrina y la de seguridad nacional tan cara a los intereses de los Estados Unidos hace lustros dejó su vigencia. Tampoco digiero lo de la liberación de presos políticos, no capto si ello se relaciona con acciones de grupos subversivos, concierne a personas investigadas por la comisión de desmanes, si el reclamo se enfila a las de la justicia penal ordinaria o de la especial, mencionar la calidad de presos políticos sin determinar nombres eleva la incoherencia.
Libertad y anarquía son cosas muy diferentes, recurro a las redes sociales para enterarme de las opiniones de la gente sobre el paro y me sorprendo, el internet se convierte en experimento de abstracción, los comentarios tienden a que el universo está equivocado. Existe descontento, sin embargo determinaciones inaplazables para resolver problemas no saldrán de las redes.
Al Presidente de la República corresponde desistir del ensayo de la conversación multitudinaria, de su digitalización, mejor señalar medidas a corto, mediano y largo plazo en beneficio social, algunas de las cuales no dependen del ejecutivo sino de otras ramas del poder. El mandatario ganó en las urnas, asume responsabilidades, ojalá que se desprenda de funcionarios insensibles al significado de la movilización ciudadana, pero ¿Quién o quienes facultaron el pliego? Nos asiste el derecho a saberlo, la representatividad del documento es tan extraña como muchos de los temas, la importancia de los principales se pierde ante el abultado número de ellos.