RAFAEL DE BRIGARD, PBRO. | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Julio de 2014

Ahora falta gente

 

Con  pitos y timbales ha acogido la periodista Florence Thomas un aniversario más de la existencia de la píldora anticonceptiva, a la vez que se muestra despectiva con la enseñanza de la Iglesia sobre el tema. Al mismo tiempo se publicó recientemente un informe sobre el estado de la población colombiana según edades, dando cuenta sobre todo de cómo el envejecimiento está por superar con creces a la juventud, de manera que el sostenimiento de pensionados será un problema mayúsculo en pocos años. La señora Thomas se alegra de que ya no seamos tantos y las instituciones estatales se angustian pensando de dónde va a salir el dinero para las obligaciones que se tendrán con la población mayor en poco tiempo.

El tema no es nuevo en el mundo pues especialmente Europa ha sabido lo que significan los inviernos demográficos, como ha sabido también del sinsentido de la vida que se ha apoderado hace ya mucho tiempo en una sociedad pansexualista y hedonista a más no poder. Y entre nosotros el horizonte no es nada diferente pues también hemos entrado hace ya largo tiempo en una desnaturalización de la vida de pareja, como que tampoco se puede ser simplista en la supuesta felicidad y libertad completa de la mujer. La verdad es que, sin negar los avances que se han dado en la vida femenina, mucho habrá que preguntarles a todos estos defensores y defensoras de la nueva forma de ser mujer, acerca de la cosificación que han hecho caer sobre ella bajo unos supuestos ideológicos de libertad y realización.

De las nuevas ideologías es fruto el desierto poblacional, la falta de gente joven que en pocos años hará sentir su peso sobre la población colombiana. Aparentemente han triunfado estas ideas novedosas y el activísimo trabajo de Profanilla, por no hablar de la hecatombe diaria de abortos que anega de sangre inocente los desagües de nuestras ciudades. Pero la historia no se puede medir en cuatro o cinco décadas. Serán las generaciones de un futuro no muy lejano las que harán el severo juicio de la historia, mirando mucho mas allá de las sábanas, y sintiendo sobre sus espaldas las inmensas soledades del mundo contemporáneo, las consecuencias nunca confesadas de los métodos de controlo natal y los inmensos negocios subyacentes. Quizá este sea otro imperio que la Iglesia vea pasar y del cual solo podrá a la larga manifestar su inhumanidad y simplismo para ver las cosas. Sí, hay una ley Divina, aunque no sea vendedora.