Rafael de Brigard, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Enero de 2016

PRECARIEDAD MORAL DE LA SOCIEDAD

Endemoniados

“Cuando no se diferencia el bien del mal, todo puede pasar”

 

No me voy a referir, aunque debiera, al Ministro de Salud que aconseja abortar si la madre embarazada sufre del virus del zika (¡Qué tal el irresponsable!). Me refiero a las personas que hacen a diario cosas absolutamente salidas de toda racionalidad y bondad y que tensan enormemente nuestra vida social. Por ejemplo los miles, porque son miles, de drogadictos que deambulan por las calles de nuestras ciudades y pueblos. También los que andan con armas blancas o de fuego para matar por cualquier motivo. No son menos los que consumen licor y después se enfrentan en peleas con todo el que les pasa por enfrente. Ni dejan de caber en esta canasta los que han hecho del crear tristeza en la vida ajena su ocupación principal. A todos, el Evangelio los llama endemoniados, aunque hoy esta palabra nos pueda parecer pasada de moda.

 

Los profesionales de la salud, al referirse a muchas de las situaciones antes mencionadas, las tratan en el campo de la salud mental y lo han dicho con claridad: la de los colombianos es muy precaria. Desde el punto de vista espiritual también es claro que hay mucha gente enajenada, rebelde a todo orden divino y también humano, anclada en el pecado y en el desorden. Por eso es que hoy más que nunca ya no suenan extrañas las expresiones de los evangelios cuando refieren que los endemoniados buscaban a Jesús en busca de curación y liberación. Lo que resulta alarmante hoy en día es que muchísimas personas encadenadas por el mismo demonio no parecen desear la liberación, entre otras cosas, porque siempre hay un ministrico o persona parecida que les dice que están en su derecho de hundirse en su desgracia.

 

La precariedad moral y espiritual de nuestra sociedad la ha vuelto presa fácil del demonio y sus secuaces. El viejo truco de esta banda de maleantes consiste en hacer creer a las personas que todo es bueno y que no hay nada malo. Mientras no se de una reacción moral y espiritual de hondo calado la vida de muchísima gente seguirá siendo una verdadera obra del demonio. Pero lo más grave es que el tema tampoco parece ser preocupación grande de nadie. Cuando no se diferencia el bien del mal todo lo malo puede pasar y pasa.