“¿Dónde queda el carácter de servicio público esencial del transporte aéreo?”

El FMI estima una caída del PIB para IATAM del 9,4% y para el resto del mundo de un 4,9%. La OECD estima una pérdida de dos puntos por mes de contención en el crecimiento del PIB. La conectividad en Colombia ha sido severamente afectada pues al momento salvo el vuelo piloto doméstico, no hay operaciones nacionales ni internacionales. Algunos países de la región como México, Brasil y Chile mantuvieron abierta la operación, Ecuador la reactivó el 15 de julio pasado y Perú ya había reactivado la operación doméstica.

Según la IATA, LATAM y el Caribe vieron como las operaciones aéreas cayeron 84% comparado con el año 2019. Al 14 de julio de 2020 las pérdidas calculadas para LATAM y el Caribe son de USD $4,000 millones. La contribución del transporte aéreo al PIB en la región es de USD $ 156,000 millones y 7.2 millones de empleos. El efecto devastador del Covid-19 hizo que se perdieran USD $ 98,000 millones de aporte al PIB y que 4,1 millones de empleos estén en riesgo. 110 días sin operaciones regulares en Colombia han generado una reducción del 99% comparado con el 2019. Solamente se mantiene un 1% que equivale a vuelos humanitarios que a la fecha ya han sido aproximadamente 300 vuelos.

En Colombia, el transporte aéreo y el turismo generan más de 600 mil empleos, contribuyendo con USD $ 7,5 billones al PIB lo que representa un 2,7% de aporte al PIB en Colombia. Se estima una contracción del 49% en la demanda de pasajeros en Colombia. Estos importantes datos, cuya fuente es la IATA “El rol del transporte aéreo en la recuperación de la economía colombiana” por John Meisterl, son verdaderamente preocupantes.

Pero se concluye algo muy cierto y lógico: el gran reto es recuperar la confianza del pasajero -no hacer una tercera pista como lo planteó Simón Gaviria-. El aeropuerto de Bogotá operado por OPAIN es el más importante de Colombia y uno de los más importantes de la región.  Hace meses está listo para operar. Cumple con todas las medidas de bioseguridad establecidas por la IATA y la OACI. Ya han operado aproximadamente 300 vuelos humanitarios. ¿Qué más prueba piloto se necesita?

La reapertura del aeropuerto El Dorado se ha politizado. Para la alcaldesa de Bogotá es su última prioridad. Pero, por otro lado, viendo las cifras de aporte al PIB y empleo creo que para el Gobierno nacional -que dicho sea de paso en virtud de la ley 105 de 1993 es quien debe decidir sobre la reapertura del aeropuerto El Dorado y no la alcaldesa- sí que debe ser prioritaria la reapertura. Las aerolíneas y aeropuertos están agonizando.  El tema no da más espera. Además, existe la garantía de que son un medio no contaminado tanto los aviones como los aeropuertos. Uno se pregunta: ¿por qué no se actuó así con Transmilenio?  ¿Dónde queda el carácter de servicio público esencial del transporte aéreo?

juanfelipereyes@hotmail.com