Seguramente habrá leído, escuchado o visto un reel sobre ChatGPT. El famoso servicio de inteligencia artificial que crea el texto que el usted le solicite sin mayor esfuerzo y con una calidad relativamente aceptable. Cada día sale una noticia nueva sobre los alcances de esta tecnología. Una más preocupante que la otra.
Los beneficios casi infinitos de ChatGPT han estado acompañados con la novedad, que se está volviendo usual, de los despidos masivos en las empresas de tecnología más reconocidas. Microsoft despedirá a 10.000 colaboradores, mientras que Google sacará la durísima cifra de 12.000 empleados. Ni hablemos de Amazon que puso el listón muy alto al prescindir de 18.000 puestos de trabajo.
Son cifras que se escriben en menos de dos segundos, pero estamos hablando que más de 40.000 personas se quedaron o se van a quedar sin empleo. Quizá 40.000 familias se verán afectadas. Y entonces, cuando se dimensiona, además, que son 40.000 profesionales que están en la cresta de ola laboral por ser expertos en temas de alto valor como sistemas, inteligencia artificial y demás tecnologías complejas, esas cifras que se escriben rápido se convierten en una gran preocupación.
Si el futuro de 40.000 profesionales de la tecnología, con los más altos estándares de conocimiento y preparación, está en entredicho en una industria que no para de facturar y facturar, la pregunta inevitable es ¿qué nos tocará a los profesionales que somos más mortales y menos preparados? Y peor aún, ¿a los países en vías de desarrollo como Colombia (aunque haya una apuesta por el decrecimiento absoluto) qué les corresponderá?
Lo complejo del asunto es que recientemente se conoció que, Microsoft podría invertir en OpenAI, propietaria de ChatGPT, la bobadita de 10.000 millones de dólares. La especulación indica que, Microsoft quiere adicionar la inteligencia artificial de ChatGPT a su motor de búsqueda Bing. De fondo, el gigante uno quiere ver si con esta tecnología le puede hacer cosquillas al monopolio de Google, el gigante dos.
La gran novedad sería incorporar esta tecnología de ChatGPT en Word, PowerPoint, Outlook y otras aplicaciones para que los clientes puedan generar texto automáticamente usando indicaciones simples. Lo que sería un valor agregado que podría cambiar desde el mundo educativo hasta el mundo productivo. Por supuesto, estamos hablando de escenarios posibles, pero también complejos de predecir.
Realmente quiero distanciarme de las teorías conspirativas y mucho más de los alarmismos tecnológicos. Pero sí quiero dejar sentada una preocupación. Espero realmente que el número de despidos de trabajadores NO tenga nada que ver con la irrupción meteórica de la inteligencia artificial en el mundo de la creatividad.
Créanme, no soy amigo de esa teoría de la Matrix en la que los humanos no tenemos nada que hacer versus las máquinas, pero los despidos y las perspectivas de negocio sí me tienen muy preocupado. Alguna relación existe. Eso es innegable.