“Dicen quienes ya pasaron por la quinta edad, que cuando se llega a ella, todo se torna en remembranzas y evocaciones”.
Aprovecho esta oportunidad para hacer un reconocimiento al destacado hombre del César, hijo adoptivo de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de Chimichagua, don Cerveleón Padilla Lascarro, cuya biografía fue escrita por nuestro académico e historiador, Antonio Cacua Prada.
Sobre esta biografía abundante en hechos, quiero expresar otra faceta de la personalidad de quién en sus años de niñez y juventud, “sin que a esas horas supiera una letra, ni conociera la “o” por lo redonda, como se dice”, pero que a lo largo de su vida se convirtió en un líder popular de su comunidad. Cuando ingresó a la política se dio cuenta que necesitaba capacitarse, en especial aprender a hablar en público y a comunicarse por medio de la escritura.
Don Cerveleón Padilla Lascarro recuerda sobre el Partido Conservador en sus años mozos: “existía la mística sobre los partidos. Nadie vendía un voto y emulábamos los muchachos en el servicio a la colectividad”. “Cuando en 1930 vino la caída del Partido Conservador del poder, yo ya tenía alguna preparación intelectual y políticamente estaba definido como conservador, pues esa era la doctrina que inflamaba los corazones de los colombianos”.
Don Cerveleón Padilla Lascarro, quien fuera corresponsal de El Siglo, desde 1945, recuerda cuando su fundador Laureano Gómez partió al exilio. “El 2 de junio llegó a Madrid, entonces el decano de la prensa madrileña, diario ABC. publicó la siguiente nota de saludo: “…Laureano Gómez ha venido a ratificar una vez más, entre nosotros, su fidelidad a un ideario católico y español, que le otorga, por propio derecho, carta de naturaleza en el viejo solar de su raza. Cuantas manifestaciones de simpatía se le tributen durante su viaje, no harán sino disminuir nuestra deuda con este defensor de nuestras tradiciones y verdades”.
Sobre la paz opinaba, en los gobiernos de Barco y de Samper: “la paz no se puede conseguir con un criterio universal de que los alzados en armas tienen que rendirse y entregarse incondicionalmente”. El Dr. Laureano Gómez decía “cuando a un hombre no se le pueda vencer, hay que convencerlo”.
En 1969, siendo Representante a la Cámara y miembro del Directorio Conservador del Cesar, don Cerveleón Padilla Lascarro, hizo un llamamiento a la unión del Partido Conservador para la contienda electoral de 1970. En uno de sus apartes citaba uno de los pensamientos de Laureano Gómez: “Si un ciudadano se dice ser conservador, examinad si en la práctica se ajusta a las normas de decoro y disciplina que impone la doctrina conservadora”.
Como lo expresa su hijo, el magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Cerveleón Padilla Linares: “en mi padre se puede captar el sentido humanista que le aplicó a la política y su genuino deseo de servirle a sus compatriotas y a la región, muy especialmente en la educación de las nuevas generaciones, su obsesión permanente”.