Respiren profundo. Ya estamos a menos de un mes de que se termine la cuarentena obligatoria; aunque lo único que es seguro a estas alturas, ¡es que nada es seguro!
Realmente, bien podemos estar ad-portas de otra cuarentena. Todo depende de cualquier eventualidad que se presente: el número de contaminados, el de muertos, o los vaivenes de las políticas que los médicos y nuestros líderes pretendan imponer.
Así que tranquilos, respiren profundo, esa es una de las mejores cosas que podemos hacer para desvanecer el estrés. Eso aconseja la doctora en psicología Clara María Lora, especializada en estrés postraumático.
Sucede que cuando uno está estresado se olvida de respirar como se debe. Y, no sobra decir que lo que estamos viviendo, en mayor o menor forma, ha sido traumático para todos. Así que deténgase unos minutos y, conscientemente, inhale profundamente contando hasta cinco y exhale, despacio, contando hasta seis, o más si puede. Ya verá cómo se siente de bien en pocos minutos.
Para manejar nuestro estrés y nuestra ansiedad, nuestra doctora, tiene unos buenos consejos los cuales compartiré con ustedes en esta columna.
Ella recomienda expresar nuestros sentimientos, nuestras preocupaciones sobre lo que ocurre, nuestros miedos y dudas. Este no es el momento de guardar silencio, con lo que sólo lograremos aumentar nuestra angustia e incertidumbre. Hay que tener en cuenta que todos estamos pasando por lo mismo: algunos, naturalmente, con muchos agravantes, y al compartir nos ayudamos y ayudamos a otros.
En estos momentos inciertos es perfectamente normal tener sentimientos de ansiedad, inseguridad e incomodidad. Aceptar lo que sentimos es muchas veces el primer paso para sentirnos mejor.
Desconectarse del exceso de información que estamos recibiendo a diario sobre la pandemia es importante. Es algo fácil de hacer, está en nuestro poder. No nos dejemos aterrorizar por las malas noticias constantes, presentadas por los medios, o aun por los amigos. Una buena “dieta” baja en noticieros, WhatsApp y otros medios sociales, con seguridad, nos desestresa. Seleccionemos leer, oír o ver solo lo que nos ilumine.
Seamos amables con todos, inclusive con nosotros mismos. La amabilidad es un gran desestresante, da y trae tranquilidad y satisfacción.
Cuidemos nuestra salud. Hacer ejercicio a diario en trascendental. Si se puede salir a caminar cerca de la casa, con tapabocas, excelente. Pero simplemente ponerse en pie y hacer sencillos ejercicios de estiramiento, bajar y subir escaleras, levantar pesas, libros o botellas, caminar en el mismo sitio, bailar y cantar, así estemos solos, ayuda mucho.
Practicar la gratitud, dar gracias por lo que tenemos, el sol, la lluvia, el pan, la familia, los amigos, la silla donde nos sentamos, los libros, los poemas, los cuentos, las cartas olvidadas que leemos, el silencio, la música, los que nos aman y amamos, hasta los enemigos que nos hacen más fuertes. ¡Dar gracias por la vida que aún tenemos!
Hablar con Dios, rezar, o, simplemente entrar en contacto con nuestra espiritualidad, ese yo profundo que nos conoce y acompaña.
Finalmente, la doctora Lora insiste en la importancia de detener nuestras preocupaciones hipotéticas, ¿Qué pasará? Enfrentamos, sin duda, un futuro incierto. No nos dejemos llevar por el miedo a lo hipotético. Cuando pase lo enfrentaremos en lo posible. Tomemos las cosas como van llegando.
Animo. ¡No hay mal que dure cien años!