Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Noviembre de 2014

¡Falta más!

 

No avanzar implica retroceder. Avanzar a ritmos menores de los que se necesita, significa mediocridad. Avanzar por debajo de expectativas y miserias es imperdonable. Esas son verdades para cualquier persona que ha puesto su vida al servicio de los demás, de la producción, de hacer de su existencia algo útil y no simplemente algo presente, algo estático.

Las personas que han generado cosas, riqueza, productividad, algo más que recibir emolumentos herenciales o rentísticos u honorarios o prestaciones del Estado, gremios y asociaciones políticas, saben que esas son afirmaciones imprescindibles que profesar, enseñar y practicar.

Y en eso es en lo que estamos: en el país, avanzando en pocas cosas, retroceso en cuestiones fundamentales de desarrollo y progreso y estancados en aspectos que hace rato debimos haber superado, lo cual se debe a una actitud pusilánime, errática, equívoca y dubitativa del Presidente de la República.

El cuatrienio Pastrana salvó al país, lo revivió de la peor crisis moral, social y económica de nuestra historia, herencia propia de un gobierno corrupto a más no poder y de unas contra históricas medidas macroeconómicas que sumieron a la Nación en la pobreza y la desolación entre los años 1994 - 1998. Pastrana y su equipo sacaron del atolladero a la comunidad toda y sentaron las bases para que pudiera florecer como el que más, la mejor presidencia jamás antes vista, acaso superada por Núñez, Mosquera y Bolívar.

La fuerza inercial positiva, constante, poderosa y, se alcanzó a decir, casi que irreversible que llevaba el país para el año 2010 empezó a verse sorprendida por innecesarias alianzas políticas con quienes han sido reconocidos como los destructores de la patria, sus más implacables verdugos, como los más desastrosos gobernantes. Los exterroristas y sus amigos (me refiero a Petro, Navarros, Vera Grabe, Samperes, Córdobas, Serpas y demás) se rencaucharon de forma asombrosa gracias a dádivas de un Presidente que tenía que abonar el campo para unos prematuros diálogos de paz.

Así fue como nos sorprendieron y así fue como intentaron prender 5 locomotoras las cuales solamente una de ellas -que ya venía a todo vapor- pudo continuar algo de su trámite. Las otras 4 quedaron estancadas, muertas, inermes ante tanto discurso, tanta palabrería, tanta negociación política y ante tan poca gestión, ejecución y gobierno. ¡Vivir de las buenas acciones del pasado no es suficiente, falta más!

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI