El Alcalde tiene razón
RODRIGO POMBO CAJIAO*
El alcalde Petro no ha hecho nada de fondo ni lo va a hacer. ¿De dónde acá sacamos la idea de que quien no tiene conocimiento ni experiencia en asuntos de gobierno, no tiene equipo de gobierno, no ha producido riqueza, no ha trabajado en el sector productivo nunca, podría gerenciar con éxito una megacapital como Bogotá?
Petro llegó a la Alcaldía Mayor de Bogotá con menos de 35% de los votos y bajo una amnistía y un indulto cuestionables en la medida en que el grupo terrorista al que perteneció cometió crímenes de lesa humanidad.
La renuncia de su Gabinete, la poca claridad en su política de gobierno, la falta de visión que tiene de la ciudad, el nulo conocimiento administrativo, la sistemática violación de las propuestas de campaña, su esquizofrenia política y su talante pendenciero y poco constructivo acreditan la catástrofe de su administración.
Con todo, este funcionario ha tenido dos tangenciales medidas que merecen todo mi respaldo a pesar de ubicarme en el extremo opuesto en la arena política. La primera, la política forzada de desarme, sobre la cual me he referido en oportunidades previas y que simplemente sigo respaldando. La segunda, la ahora polémica pero contemporánea visión sobre el consumo de drogas controlado.
Para quienes creemos que la droga no solamente es un asunto de salubridad pública sino un tópico que entraña la más profunda visión filosófica sobre la libertad de las personas, creemos que decisiones como las de dejar drogarse a cada quien, máxime si es de manera controlada, están bien cimentadas y apuntan en la dirección correcta.
El alcalde Petro podrá ser un desastre como persona y como gobernante (aun cuando es un buen congresista) pero este tipo de iniciativas están a tono con una concepción humanista de la política y de la condición de las personas así como con una cosmovisión contemporánea que debería servir de ejemplo para que el Estado y sus autoridades dejen de continuar inmiscuyéndose en asuntos para los cuales no fue inventado ni construido.
Por lo demás, este es un buen mensaje para la opinión pública en general y una puerta de entrada para analizar los alcances del Estado Social de Derecho colombiano. Celebro entonces este tipo de iniciativas, abogo por su pronta puesta en marcha y aspiro a que ellas contribuyan con el estudio y la reflexión que amerita repensar el Estado Social de Derecho.
*Presidente de la Corporación Pensamiento Siglo XXI