El terrorista apodado "Iván Márquez" ha notificado a los colombianos que ha regresado al monte con el único propósito de seguir ensangrentando a nuestro país. No le bastan los miles de muertos que la violencia demencial ha dejado en campos y poblaciones a lo largo de dos siglos y nos advierte que no cejará en su empeño hasta lograr el poder.
Insensata y vana ilusión porque ha quedado más que demostrado que por esta vía el país no se doblegará ante los alzados ilegalmente en armas y que, muy por el contrario, hoy más que nunca nuestras fuerzas del orden -militares y policiales- están preparadas y alerta para repeler la agresión.
En pleno siglo XXI y cuando la mayoría de sus indicadores socioeconómicos nos están proyectando un continuo y positivo crecimiento, el propósito nacional debe estar encaminado -y lo está- a lograr un mayor bienestar para todos los colombianos. Pero estas amenazas deben servir para que el gobierno y los partidos políticos centupliquen sus esfuerzos para erradicar la pobreza y cerrar la brecha de las desigualdades.
Estamos viendo cómo se llevan a cabo grandes obras de infraestructura, especialmente en las llamadas vías 4G y se están haciendo esfuerzos para mejorar las vías terciarias - las que comunican a nuestros más de mil doscientos municipios y veredas- Todo para sacar a los mercados y a los centros de acopio la producción de miles de campesinos. Todo esto hace anacrónica esas luchas fratricidas que ya han cesado en otras latitudes.
Sólo motivaciones de carácter criminal pueden explicar tan censurable proceder. Una oportuna y acertada focalización de este cáncer deberá permitirles a nuestras autoridades erradicarlo definitivamente. No se debe ahorrar en dotación y apoyo logístico para que estas procedan con celeridad y certeza. Aquí la colaboración de la población es fundamental. Siempre lo hemos dicho; no es momento para confrontaciones y menos para polarizaciones.
Todas las reformas constitucionales y legales deben tramitarse dentro del más amplio acuerdo para lograr por fin una paz estable y duradera. Ampliar primero la cobertura de salud y de educación es el camino correcto para para lograrla. Y debe hacerse luego a todos los niveles y en todos los sectores de la vida nacional. Garantizar la dignidad personal y familiar es la mejor forma de consolidar la convivencia.
Casi como una letanía hemos venido tratando el tema de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, insistiendo que ellas son las mejores herramientas para concitar la voluntad de todos en busca de un mejor futuro. Nuestras falencias y carencias no deben ser la excusa para que terroristas de todos los pelambres puedan seguir perturbando nuestra vida cotidiana.
Adenda uno: Los incendios amazónicos deben prender todas nuestras alarmas. Debemos cuidar nuestros bosques que son los pulmones del país.
Adenda dos: ¿Que se hizo el legado de transparencia que dejó Rodolfo Martínez Tono en el Sena?