5.750 sismos repetidos registra el suroccidente del país en lo que lleva el año 2019, así lo indica el servicio geológico colombiano. Entonces la pregunta que surge es: ¿se está quebrando la tierra? Pues bien, la respuesta es no. Lo que sucede es que la inmensa mayoría de estos movimientos telúricos son de muy baja intensidad, imperceptibles al hombre, más no tanto a los animales que cuentan con un sentido sensorial mucho mas desarrollado que el humano y desde luego a los sismógrafos. Solo unos pocos, quizás no más de siete temblores se registran entre 4 a 5 grados según la escala.
Lo anterior no se produce por el fenómeno del Niño ni el calentamiento global, es por una sencilla razón, que nuestro continente es aún muy joven, se encuentra en crecimiento constante, por eso la tierra genera mucha energía en sus diferentes capas geológicas, que presionan la superficie, agrandando las montañas y por tanto, al no resistir dicha energía, se producen movimientos interiores, miles de ellos en menor grado las llamadas replicas y algunos en mayor como ha estado sucediendo en zonas cercanas al nevado del Huila y por Santander, más exactamente por los lados de la Mesa de los Santos.
Desde luego que ese intenso movimiento no es preocupante para la estabilidad de la tierra, aunque los organismos geológicos nacionales siempre están alerta a lo que pueda ocurrir, este fenómeno no es alarmante a la población, de manera que la probabilidad de un fuerte terremoto es muy lejana y menos en las grandes ciudades.
No obstante Bogotá, al encontrarse en la cordillera oriental, que a su vez se asienta en la placa Suramericana, choca con la placa de Nazca, generando una falla geológica y liberando energía que es lo que produce la actividad sísmica.
El planeta tierra es un astro joven que todavía está en etapa formativa y de crecimiento, es como el ser humano que empieza a desarrollarse desde su nacimiento, por lo tanto escapa energía necesaria para crecer, desde luego aquello no significa que su tamaño vaya a desproporcionarse, pero si las montañas van adquiriendo mas volumen y peso.
Nuestra tierra, según los astrónomos, tiene entre 4.400 a 4.510 años de existencia, donde la formación continental agrupada se ha producido por desprendimientos de la masa. Posee una inmensa actividad energética interior, es un ser inmensamente vivo y los volcanes son ventanas de escape de la actividad interior, por eso aquellas zonas próximas a ellos son las mas vulnerables a los movimientos telúricos.
La ciencia y la tecnología actual y más aún la futura, registran la actividad sísmica en línea, por lo tanto los centros geológicos están en capacidad de prever los grandes movimientos por venir, aunque no siempre la intensidad, pues esto si es propiedad de la tierra misma.
De tal suerte que los sismos actuales no son de mucha preocupación, mas sí de alerta permanente, pues nos encontramos en una zona de gran actividad sísmica y crecimiento.