Que la seguridad es un asunto prioritario para el país no queda la más mínima duda, la ciudadanía tanto rural como urbana pide del gobierno nacional y las administraciones municipales, originar garantías en seguridad, pues la delincuencia de todo tipo se ha venido tomando los diferentes ámbitos comerciales, residenciales o laborales y las sociedades sienten vulnerados sus derechos, honra y bienes, aspectos que compete a las autoridades priorizar y defender porque de lo contrario nos tornaríamos en un país inviable.
Lo anterior es de conocimiento nacional y preocupación general, pero lo más grave, en este momento y de cara a la futura campaña política, es que todos los candidatos han empezado a enarbolar el tema de la seguridad como bandera de proyectos a futuro, estrategia escuchada y bien recibida por el electorado al sustentarse en la lógica, dado lo álgido de la situación, pero con un tinte peligroso ante los ojos ciudadanos, pues las plataformas presentadas por los candidatos se nutren en la crítica, sátira o ataque al mandatario de turno. Ello no es bueno, pues en materia de seguridad no todo vale y es muy fácil pronunciarse apoyado en noticias periodísticas de primera mano, que sin mayor investigación y análisis golpean la opinión pública y desdibujan el manejo de las instituciones responsables de este tema tan sensible.
No es saludable que para lograr simpatías y votos utilicen como divisa la seguridad, porque los éxitos o fracasos en esta materia hacen parte del interés social, que en últimas repercute en la imagen del país y sabemos la importancia de este concepto a nivel internacional. Las propuestas estarían bien si antes de pronunciarse sobre el tema, efectuaran estudios y análisis profundos que los direccionen a un conocimiento de la verdadera problemática sobre seguridad, para hacer propuestas de planes, proyectos y programas, realizables a corto, mediano o largo plazo. Lo decimos porque en toda intervención de candidatos, la premisa prioritaria va direccionada al incremento de efectivos en la fuerza pública, convirtiendo esta falencia en responsabilidad de los gobiernos nacional o municipales, cuando la realidad es de mayor calado.
Existen valiosos expertos en seguridad que sin parcializarse ni tomar partido pueden orientar a nuestros candidatos en aspectos ostensibles para el manejo del orden público y la seguridad. Recomendarán, seguramente, antes que efectivos de las fuerzas se debe contar con pronta y efectiva justicia, a lo mejor el tema carcelario puede ser un punto de valor, sin olvidar el incremento de fiscalías y la facilidad para instaurar las denuncias, a más de lograr casas de justicia bien dotadas.
En resumen, la seguridad es responsabilidad de todos, una comunidad organizada y respetuosa del orden, con unas fuerzas comprometidas y autoridades responsables unidas en defensa de la ley, serán exitosas.