Los cambios en la revista Semana serán un rejuvenecer de la revista hacia una modernidad en el estilo de dar, analizar y comentar las noticias, en el contenido seleccionado y la dialéctica usada por los periodistas, analistas y columnistas permanentes e invitados. En Colombia hay mucha pluma buena esperando una oportunidad para trabajar en un medio como Semana. Sangre nueva, gente nueva. ¡Sorpréndannos!
Ya era hora de que esto ocurriera. La revista no salía de un círculo vicioso que la mantenía dando vueltas y vueltas sobre las mismas noticias; los mismos columnistas de décadas, destilando los mismos odios, como un perro anciano que muere fatigado de dar vueltas y vueltas persiguiéndose la cola.
Sin duda, el cambio de “sábanas” mejorará al enfermo. Estábamos fatigados de leer algunos de sus columnistas, anquilosados, atacando continuamente a los mismos personajes, con un estilo de revancha personal, de acosos bordeando en lo enfermizo, lo delirante, persecuciones “a muerte” con inquina que, ya desde hace tiempo, habían perdido toda objetividad.
Para qué leerlos, si ya sabíamos a quién insultarían, a quién crucificarían. ¡Nada era nuevo! ¡Semana tras semana el mismo contenido! ¡Refritos permanentes!
Será interesante ver si el nuevo equipo logra hacer lo que se propone; una transición hacia una revista más objetiva con mayor contenido económico, tecnológico y ecológico, sin una carga política tan pesada, tan saturada de odio.
Los colombianos queremos leer nuevos puntos de vista, donde todos nos sentamos representados, donde se dé espacio, como ha ocurrido en los últimos meses, a opiniones encontradas, donde se hable de temas con la imparcialidad, agilidad, conocimiento y respeto que hace grande al periodista.
Ojalá la revista supere el provincialismo característico de nuestros medios y se expanda en el tema internacional, que se convierta en líder de temas como la sostenibilidad, nuevas tendencias y estilos de vida, evitando el amarillismo que se ha tomado algunas revistas europeas.
Por décadas, bajo la dirección de Felipe López, la revista fue un medio de gran relevancia. Aunque rara vez estuve de acuerdo con sus posiciones políticas, si reconocí siempre la calidad periodística e investigativa de su equipo; comenzando por sus carátulas, bien pensadas y representadas, en las que sé que Felipe tenía gran injerencia.
El contenido de las páginas culturales es destacable, lo mismo que las noticias de las primeras páginas que traen ese “chisme” bien investigado que en pocas palabras cuenta tanto del diario acontecer colombiano y mundial; ojalá estos espacios se conserven.
Conozco, por mi propia experiencia, la amabilidad con que Felipe oía a quien se acercaba a la revista, por uno u otro motivo, aún a personas de otros partidos y otras ideas como yo. Un periodista a carta cabal, un “viejo zorro” en el medio, con un sexto sentido para la noticia, que hizo de esta revista su vida y obra. Me alegra al saber que continuará participando en ella. Lamenté que María López se retirara, fue emocionante verla continuar el trabajo de su padre.
Deseo a Semana, con su nuevo equipo, el mayor de los éxitos, el regreso a sus días de gloria. Métanle juventud de mentes y de estilos. Éxitos a los Giliniski con su claro plan y a Vicky Dávila, nueva directora, quien tiene carácter y empuje para lograr el cambio.