SERGIO VESGA DÁVILA | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Mayo de 2014

El camino de la paz

 

Ardua la tarea de defender una paz negociada, en un país con un conflicto y organizaciones insurgentes de 50 años de vida.  Las Farc cuyo origen data de 1964 reducto de las guerrillas liberales que desde la muerte del caudillo Jorge Eliécer Gaitán optaron por la alineación a la Internacional Socialista Soviética, siendo Manuel Marulanda Vélez pionero de la organización, quien con 8 guerrilleros lanzan el “Programa Agrario“, en medio del “Plan Marquetalia”, como respuesta oficial contra el surgimiento de las “Repúblicas Independientes” del Pato, Villarrica, Rio Chiquito y Guayabero. El Eln en 1967, inspirado en la revolución cubana del 59 y tomando el ideario de Ernesto “Che” Guevara, quien en 1967 envía su: “Mensaje a los pueblos del mundo” con su consigna de: Proletarios de todos los países uníos”; fundado por los hermanos Marco Antonio y Fabio Vásquez Castaño.  El Epl, brazo armado del Partido Comunista Marxista Leninista, fundado en 1965 por Pedro León Arboleda.

En Colombia el problema de la tenencia de la tierra, ha sido la manzana de la discordia, pues el campesino desplazado por la violencia originada por estos grupos, la respuesta del Estado y el ingrediente del narcotráfico, lo han hecho víctima del conflicto desposeyéndolo de su terruño, sucediendo igual suerte con las comunidades indígenas. Este ha sido el caldo de cultivo de la confrontación armada. Habiéndose intentado acuerdos de paz en 1981 en el Gobierno del presidente liberal Julio César Turbay, se creó una comisión de paz que lideró el después presidente Carlos Lleras Restrepo, quien renunció por qué no lo dejaron establecer contactos con la insurgencia. En 1982 el presidente conservador Belisario Betancur inició una negociación de paz con las Farc, que culminó en 1984 firmándose el Acuerdo de La Uribe, que incluyó cese bilateral del fuego, suspensión del secuestro y apertura de espacios políticos para la guerrilla. El proceso fracasó y se rompió en 1987.  En 1988 el presidente liberal Virgilio Barco comienza acercamientos de paz con las Farc, pero el exterminio a manos de paramilitares de militantes de la Unión Patriótica impidió su culminación. Barco inicia diálogos con la guerrilla del M-19 y expide una ley de amnistía y en el 90 firma un acuerdo de paz con ese grupo, el que entrega las armas y se convierte en una fuerza política. En 1991 en la presidencia de César Gaviria, inicia conversaciones con las Farc y el Eln en la capital de Venezuela que luego se trasladan a Tlaxcala, en México, rompiéndose en 1992 por la muerte en cautiverio del exministro Argelino Durán Quintero secuestrado por el Epl. En ese mismo año, se desmovilizan las guerrillas del Epl, el grupo indigenista Quintín Lame y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (Prt) después de acuerdos de paz. En 1993 durante el Gobierno de Gaviria se reintegran a la vida civil y entregan las armas los integrantes de la Corriente de Renovación Socialista, una disidencia del Eln. En 1998 el Gobierno de Ernesto Samper, concede el estatus político al Eln después de encuentros con ese grupo rebelde en España y Alemania que no prosperaron. En 1998 el conservador Andrés Pastrana gana la Presidencia con la promesa de iniciar un diálogo de paz con las Farc para poner fin al conflicto interno, despejando 42.000 kilómetros cuadrados en San Vicente del Caguán, como sede para la negociación. En 1999 hace el tercer intento formal para lograr la paz con esa guerrilla, en diálogos realizados en medio de la confrontación y que se rompieron en febrero del 2002. En el mismo año, ya en el primer gobierno del presidente Álvaro Uribe, se inician diálogos con el Eln en Cuba. Entre el 2004 y el 2005 en México y en el 2007 se intentó restablecer el proceso con ese grupo rebelde en Venezuela con la mediación Hugo Chávez, fracasando estos acercamientos.  Siendo Virgilio Barco, el menos locuaz de nuestros mandatarios, logró la desmovilización del M-19. Lo propio en el mandato de Cesar Gaviria, por lo que todo no han sido fracasos, por eso le apostamos a la paz, pero con las previsiones del Papa viajero y reciente santo que decía: “La paz exige cuatro condiciones esenciales: “Verdad, justicia, amor y libertad.” Juan Pablo II. Es lo que esperamos de los diálogos de La Habana.