Sholem Aleichem | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Marzo de 2022

“La vida es un sueño para los sabios, un juego para el tonto, una comedia para los ricos, una tragedia para los pobres” 

Sholem Aleichem

 

El violinista en el tejado es un referente del judaísmo de la Europa Oriental y Europa Central, del “Shtetl”, es decir, el pueblo o villa que se había otorgado y delimitado para la población judía en aquellas zonas. En aquel entonces se le conocía a la unión de bastos territorios de Rusia, Ucrania, Polonia, Lituania, Bielorrusia y Moldavia como “Zona de Asentamiento” (Pale of Settlement en inglés, y como Chertá Osédlosti en yiddish).  

La “Zona de Residencia” como se le conocía también a este lugar espacial y también temporal, fue creada por la propia zarina Catalina la Grande en 1791 con el fin de cercar de alguna forma a los judíos que empezaban a conformar una burguesía, aunque en algunos casos también se dedicaban a la tierra. 

Uno de aquellos lugares en el que el mundo del Shtetl y el yiddish tuvo su auge fue en Ucrania, muy lejano del judaísmo ilustrado alemán y perfectamente ajeno del mundo del ladino y de Sefarad. Allí, una obra sobre la vida cotidiana de un pequeño comerciante judío, parte de la naciente burguesía local, conocido como Tevie “el lechero” se inmortalizó hasta nuestros tiempos.

Sholem Yakov Nojúmovich Rabinóvich, más conocido como Sholem Aleichem, nació en una antigua ciudad en el Óblast de Kiev. Pereiaslav, que en 1943 sufrió una alteración en su nombre por parte de los soviéticos, pasó a llamarse Pereiaslav-Khmelnytskyi en honor a Bohdán Jmelnitski, un aliado cosaco de la Rusia de Alejandro I, primer “Hetman” (gobernante en Polonia, Ucrania y el Gran Ducado de Lituania) del Hetmanato cosaco (Estado ucraniano-cosaco). Sin embargo, en el año 2019, el parlamento ucraniano restableció el nombre original de la ciudad, para des relacionarla por obvias razones de un pasado filo ruso, aunque evidentemente aún en la disputa.

A la ciudad que se le conoce como un “museo viviente”, por su historia y la cantidad de museos que posee albergó una comunidad judía, que data de por lo menos el siglo XVII, teniendo un registro escrito de 1620, en el que los residentes de la ciudad se quejaban de los judíos ante el rey Segismundo por su auge comercial, teniendo en cuenta que estaban limitados como en la mayoría de los casos a eso debido a la restricción del uso y aprovechamiento de la tierra. 

Llama la atención que la única evidencia que comprueba la existencia de la comunidad judía en Pereiaslav mencione un hecho antisemita. Pero, es que, así como existió una considerable población judía en toda esta zona de la Europa Central y Oriental, existió siempre un antisemitismo latente entre los mismos pueblos en el que los judíos habitaban. 

Bajo el seudónimo o “nom de plume” de Sholem Aleichem, en hebreo: «la paz esté con ustedes», Sholem Rabinóvich no fue ajeno para nada de esta realidad, y a pesar de haber estado entre las letras desde muy joven y haber nacido en una familia burguesa (aunque luego empobrecida) y después haberse casado con su pupila Olga (Hodel) Loev, hija de uno de los pocos terratenientes judíos.

Aleichem escribió su primera novela a los 15 años, una adaptación judía de la más célebre novela de Daniel Defoe, es decir, Robinson Crusoe. A pesar de que se había idealizado escribiendo en ruso o hebreo, luego se dedicó al yiddish después de analizar su mejor accesibilidad con las masas judías y por supuesto entender que su mundo era el Shtetl.

@rosenthaaldavid