Sí o No | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Agosto de 2016

Estamos ad portas de la convocatoria de un Plebiscito especial para refrendar el Acuerdo final de La Habana entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc. El escaso conocimiento de los acuerdos alcanzados ha dado pábulo para la especulación, verdades a medias y hasta para hacer tremendismo. Como dice Serrat, “anunciando apocalipsis van de salvadores…manipulan nuestros sueños y nuestros temores”. Sostiene el ex presidente Uribe, sin pestañear siquiera, que votar por el Sí el Plebiscito “es aprobar el Gobierno de Santos, que es la cuota inicial de futuros gobiernos de las Farc”.

Es claro que desde un primer momento de la negociación el presidente Santos dejó sentado que ni el Estado Social de Derecho ni el Modelo económico eran negociables, ambos están a salvo en los acuerdos. Sin embargo, se dice por parte del presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, para cuestionarlos, que “se terminó negociando el Estado de derecho”, sin darse el trabajo de mostrar alguna evidencia de su aserto.

Se afirmó por parte del ex presidente Uribe que “si el Gobierno y las Farc aceptan reabrir algunos capítulos” el Centro Democrático estaría dispuesto “a participar en esa conversación”, a sabiendas de que ello es imposible. Y es imposible porque el Acuerdo es integral, tanto es así que el mantra de las negociaciones ha sido que “mientras todo no esté acordado nada está acordado”. Esa es la misma razón por la que su refrendación se lleva a un Plebiscito y no a un Referendo, no por el motivo  que aduce el ex presidente Uribe, de que “una sola pregunta para tantos temas controversiales” lo que pretende el Gobierno es “ocultarlos tras la cautivante palabra paz”.

Se dice por parte de Rafael Nieto que “se rebajó el umbral del 50% al 13% del censo electoral”, pero se cuida de aclarar que para el Plebiscito se fijó el 13% como umbral de aprobación, que equivale al umbral de aprobación del referendo, que tiene el 25% de umbral de participación para que sea válido. No es cierto, como se dice alegremente, que el Plebiscito es desventajoso para quienes promueven el No, puesto que a éstos les basta con superar el Sí para salir airosos, mientras que el Sí, además de superar el no, debe remontar el umbral del 13% (4.5 millones de votos) para triunfar.

Finalmente, el Centro Democrático recurre a un retruécano para embaucar al elector incauto; ¿Cómo así que “decir sí a la paz, es votar no al plebiscito”?  Este galimatías invitando a los colombianos “a votar  No en el plebiscito para defender la paz”, no es otra cosa distinta que poner en práctica el consejo de Harry Truman, “cuando no puedas convencer, confunde”. Con Shakespeare tenemos que decir, ser o no ser, esa es la cuestión. ¡Si le queremos poner fin al largo conflicto armado con las Farc hay que votar Sí a los acuerdos!

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*Director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos