Ayer ml martes 3 de noviembre, terminó la votación para elegir presidente y cuerpos colegiados en Estados Unidos. Digo terminó, pues debido al Covid-19, para esta votación atípica se promovió el voto por correo y el “voto adelantado”. Más de 100 millones de personas (aproximadamente 2/3 partes de los votantes esperados) depositaron su voto por correo o en persona, desde hace semanas. Esto, con el propósito de evitar aglomeraciones y contagios el día de elecciones.
En esta oportunidad, a diferencia de las elecciones tradicionales, casi seguramente habrá que esperar el conteo de los votos depositados en el correo el 3 de noviembre, así solo después de unos días, ojalá no muchos, sabremos si Donald Trump repetirá su mandato presidencial o si fue derrotado por Joe Biden, su contrincante demócrata. Serán unos días de profunda tensión en USA y el mundo.
La mayoría de las encuestas han dado el triunfo a Biden. The Economist, la importante revista de análisis político y económico, en su última proyección considera que Trump tiene solo un 5 por ciento de posibilidades de ganar. Sin embargo hace cuatro años las encuestas eran semejantes y Trump, finalmente, derrotó a Hilary Clinton.
La prensa, en su mayoría, enemiga acérrima de Trump desde el comienzo de su gobierno, hizo una desvergonzada campaña de desprestigio en su contra, que por desgracia el presidente, con su chabacanería y arrogancia, ha inflamado. Sin embargo, aún a sus más enconados enemigos les fue imposible no reconocerle a Trump algunos de sus logros más destacados.
Vale la pena destacar sus esfuerzos referentes a mantener la paz mundial, por lo cual fue candidato al Nobel de Paz. Quizá su mayor éxito fue lograr desescalar las tensiones con Corea del Norte. Sin duda, Trump tuvo éxito en su relación con Kim Jon-un y evitó una posible confrontación nuclear. Igualmente importante fue la firma del Tratado de Paz entre Israel y Palestina, algo que hasta ahora había sido imposible.
En contra de toda suposición, sus relaciones con México y AMLO dieron como resultado un nuevo tratado entre USA, México y Canadá, muy positivo para los tres países.
Su reforma penal, denominada “ley del primer paso”, benefició a miles de detenidos por delitos no violentos, una gran mayoría de ellos, jóvenes, latino y afroamericanos, de origen humilde, que obtuvieron importantes rebajas de sus condenas.
En los años anteriores a la pandemia, Trump cumplió con creces su promesa de fortalecer la economía en su país, entre otras cosas: promoviendo el regreso de compañías que habían dejado los Estados Unidos y así recuperando empleos. De hecho, a finales del 2019 el desempleo fue el menor registrado en medio siglo. Igualmente, los salarios más bajos aumentaron significativamente durante ese periodo. Su campaña para proteger las industrias y la propiedad intelectual fue exitosa. Y su bien ejecutada reducción de impuestos fue reconocida como un importante y oportuno estímulo fiscal.
Aunque se le acusa de haber desestimado la importancia del Covid-19, su gobierno propuso y logró un aumento “histórico” a los subsidios gubernamentales para mantener a la población a flote, del cual se beneficiaron millones de personas, familias y empresas. Culparlo por los muertos causados por la pandemia, es una estrategia mentirosa y sucia. Ya veremos cómo lo hace Biden, si resulta electo.