En los esténtores de la moribunda administración de Donald Trump, se ha acordado la venta a Marruecos de un lote de cuatro drones de precisión por valor de 1.000 millones de dólares, referencia MQ-9B SeaGuardian fabricados por General Atomics con capacidad para portar armas y municiones guiadas por láser.
La carrera armamentista para reforzar a los países árabes tal vez no estaba en la agenda republicana hace cuatro años, pero, apenas hace una semana, el mismo Trump, en nombre de los Estados Unidos, se convirtió en el único país occidental que reconoce la soberanía del reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, siendo una de las últimas grandes y trascendentales decisiones del saliente mandatario en política exterior, poniendo fin a décadas de neutralidad de Washington sobre el asunto territorial.
Lógicamente es un gran paso, por la paz y la estabilidad mundial. Es ese un logro conseguido tras intensas consultas permanentes sobre el tema entre los dos Jefes de Estado (Su Majestad El Rey y el Presidente Trump), desde hace casi tres años.
Tal Declaración, al estilo del imperativo mayestático medieval, establece lo siguiente: “Yo, Donald J. Trump, Presidente de los Estados Unidos de América, en virtud de la autoridad que me confieren la Constitución y las leyes de los Estados Unidos, por el presente proclamo que los Estados Unidos reconocen que todo el territorio del Sahara Occidental es parte del Reino de Marruecos. En testimonio de lo cual, firmo la presente este cuatro de diciembre del año de Nuestro Señor dos mil veinte, y de la Independencia de los Estados Unidos de América el doscientos cuarenta y cinco”. Una declaración, que con sus particularidades, es una decisión que se tomó tras varias concertaciones entre dos Estados soberanos, de largo entendimiento, pues Trump, en su cuenta de tuiter, señaló que Marruecos, en 1777 fue uno de los primeros países en reconocer la independencia norteamericana de 1776 y su soberanía.
Como se sabe, aunque otros lo discutan, el Sáhara Occidental, corresponde al territorio que Marruecos controla y gestiona en un 80% desde que España abandonara su colonia en 1975. Esta semana, en esa zona, particularmente en la ciudad de Dakhla, así como en Laayoune, se abrieron este año más de veinte consulados, como respaldo al rey Mohamed, entre ellos el consulado de Bahrein, el país más rico del mundo.
Estados Unidos quiso afirmar con su propuesta la autonomía de Marruecos como única fórmula para la solución justa y duradera de la disputa, que ha tenido en vilo por casi cinco décadas a 35 millones de marroquíes.
El Presidente norteamericano, aún en funciones le deja un legado específico a su sucesor, pues considera Trump, que un Estado saharaui independiente no es una opción realista para resolver el conflicto y que la auténtica autonomía bajo la soberanía marroquí es la única opción y solución viable entre las partes, apoyando los Estados Unidos que el fomento del desarrollo económico y social con Marruecos, con la presencia de inversionistas norteamericanos que puedan promover oportunidades económicas y comerciales para la región.