Entre las pocas sorpresas gratas de la actual pandemia ha estado el leer acerca de la efectiva respuesta de Uruguay, el único país latinoamericano que implementó una política exitosa de seguimiento y localización de los contagios. Como han reportado The Economist y Bloomberg entre otros medios, esto le permitió a Uruguay prescindir de una cuarentena total y evitar medidas policivas de mano dura. Aunque cerraron los colegios y restaurantes, las tiendas y almacenes mantuvieron sus puertas abiertas.
Aún más sorprendente ha sido el liderazgo del presidente, Luis Lacalle Pou. Como me comentó la escritora uruguaya Hana Fischer, él decidió apelar a la responsabilidad individual en contra de la voluntad de sus asesores más cercanos, quienes pedían fuertes medidas estatistas. Es más, la continuación del comercio durante los últimos meses ha sido parte de su apuesta para que el sector privado lidere una recuperación económica sin restricciones innecesarias.
En un vídeo de Twitter que han visto cerca de dos millones de personas -Uruguay tiene 3.5 millones de habitantes- Lacalle Pou explica que enfrentó una gran presión por incrementar los impuestos al patrimonio y las grandes empresas. Sin embargo, él se negó “rotundamente”.
Los emprendedores, explicó Lacalle Pou, “son los que están empujando y van a empujar la salida del país. Si nosotros en la pandemia castigamos al que emprende, al que da (empleo), al que innova, al que comercia, ese va a quedar en la vera del camino”, perjudicando también al resto de la sociedad. “Terminado esto”, agregó, “no es el Estado el que saca adelante a la población…es el particular el que va a encender más fuerte los motores y salir para adelante”.
Las palabras de Lacalle Pou son importantes porque, en la política latinoamericana, es extremadamente rara tal elevación del individuo sobre el colectivo. En Colombia, por ejemplo, el consenso entre académicos, los políticos de todos los partidos y la mayor parte de los medios de comunicación es que no hay límite al nivel de tributación que se le puede imponer al ínfimo sector de la población -4% según mi último cálculo- que paga impuestos directos y contribuye la mayor parte del recaudo.
Peor aún, los miembros del establecimiento intelectual colombiano piensan que esa explotada minoría no tiene cómo defenderse, por ejemplo, al irse del país (como en efecto ha venido ocurriendo). En cambio, Lacalle Pou, quien ha gobernado durante pocos meses, ya ha tomado una serie de medidas para atraer la inversión extranjera a su país, lo cual contribuirá aún más a superar la crisis actual.
Inclusive en Uruguay, las posturas liberales clásicas del Presidente han causado asombro. Su carrera previa como congresista, explica Fischer, daba la impresión de que no le interesaban las ideas y que ascendía en la política gracias a la influencia de su padre, el expresidente Alberto Lacalle. Pero sus acciones durante la pandemia han demostrado que “es alguien con ideas propias y un ferviente amante de la libertad”. Es decir, un ejemplo para la región entera.
@DanielRaisbeck