Un río muerto en la capital | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Marzo de 2023

El río Bogotá es uno de los principales cuerpos de agua del país y, además, es de vital importancia para la ciudadanía. Sin embargo, desde hace años ha sufrido graves perturbaciones ambientales debido a la contaminación generada por la industria y las comunidades aledañas a éste.

En el año 2014, la Corte Constitucional profirió una sentencia histórica respecto al estado del río Bogotá y su impacto tanto en la población como en el ambiente. En esa sentencia, el alto tribunal que este cuerpo hídrico registraba un estado crítico de contaminación y que esto representaba una violación al derecho constitucional de los ciudadanos a un ambiente sano.

La Corte ordenó al gobierno colombiano tomar medidas urgentes y efectivas para proteger y restaurar el río Bogotá y su cuenca hidrográfica. Dentro de estas medidas se incluyeron planes y proyectos para la gestión integral del agua, la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, y estrategias para controlar la contaminación generada por los municipios y las empresas ubicadas en la cuenca hidrográfica del río.

Actualmente, el río Bogotá empieza a contaminarse aproximadamente desde el kilómetro tres de su nacimiento, en el Páramo de Guacheneque, debido a prácticas agrícolas inadecuadas y la presencia de ganado cerca al cauce; también es usado como vertedero de aguas residuales sin un tratamiento adecuado a lo largo de todo su recorrido y, en zonas altamente pobladas, se encuentran restos de residuos, generando así un impacto ambiental negativo y una afectación a la salud pública de todas las comunidades aledañas.

Todo lo mencionado, ha llevado a considerarlo un río muerto por la alta concentración de contaminantes en sus aguas, dando como resultado la inexistencia de organismos vivos acuáticos a lo largo de su cauce. Además, la contaminación afecta la calidad del agua potable para las comunidades, puesto que la cantidad y diversidad de contaminantes presentes en estas aguas hace que sea difícil tratarla.

Para solventar esta problemática ambiental y dar alcance a la sentencia emitida por la Corte Constitucional, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), tiene inventariados 119 sistemas de tratamiento de aguas en los cascos urbanos y rurales, los cuales han dado resultados positivos, pero aún se requieren más acciones que lleven a minimizar el daño ambiental que se le está haciendo al río.

Por tal motivo, resulta importante destacar la tarea de formación que adelantan múltiples instituciones y organizaciones como la Universidad América, con miras a educar con enfoque sostenible a todas las generaciones y motivar la participación ciudadana encaminada a la protección y restauración del río, como también empezar a desarrollar hábitos de vida sustentables que permitan mejorar la calidad de vida de la comunidad y reducir la generación de contaminantes que terminan afectando al río Bogotá.

* Docente del Departamento de Ingeniería Química e Ingeniería Ambiental de la Universidad América.