Da tristeza y dolor ver al hermano país venezolano en ese foso oscuro e insalvable en que cayó hace casi 20 años, cuando Rafael Caldera en su enorme equivocación, liberó en nombre de la democracia al golpista Hugo Chávez, indultándolo para que éste luego se apoderara de ese país llevándolo a la destrucción y el caos.
Ni un solo venezolano a finales del pasado siglo imaginó a su país así, pero la realidad fue otra, un desplazamiento sin precedentes, mas de millón y medio de venezolanos han llegado a Colombia, cientos de ellos vendiendo dulces en Transmilenio y los semáforos, otros tantos deambulan por Suramérica, Centroamérica, Estado Unidos y Europa buscando suerte, dejando a sus hijos y padres para conseguir comida para ellos.
Dramática situación, una pesadilla sin fin. A pesar de los tremendos disturbios donde el régimen chavista de Maduro este año asesinó a cientos de personas y generó el terror en las calles, ahora acaban de ganar las elecciones municipales, porque la oposición casi no participó y se atornillaron en 20 de los 23 estados. Tienen el control absoluto del poder. Se apoderaron miserablemente de la Asamblea Nacional, tienen compradas las fuerzas militares, los organismos de control, la justicia y cuenteada a la comunidad internacional.
Mientras esto sucede a los ojos del mundo, millones de venezolanos pasan hambre en su país, no hay comida, ni medicamentos, no hay trabajo, la devaluación es impresionante y el endeudamiento no resiste. Pdvsa, la gran petrolera está quebrada y la productividad nacional anda por el suelo.
Este es el panorama del que otrora fuera el país mas rico de Suramérica, con las mayores reservas de petróleo, cuna republicana de América, patria del Libertador, hoy sumida en la miseria, el abandono y la perdida de libertades.
No hay alternativa, por ahora, las fuerzas opositoras divididas, un país lleno de odio entre los seguidores del régimen y quienes se consideran como pueblo victimas de la situación. Venezuela pareciera no tener salida, estos movimientos políticos del régimen cada día los llevan a dominar más a su pueblo, para que aquellos que se apoderaron del país sigan depredándolo en la corrupción mas descarada del mundo.
Y pensar que en Colombia podríamos sumirnos en ese mismo abismo, porque personajes como Petro marcan sorprendentemente en las encuestas y son profundos simpatizantes de ese modelo, lo mismo las Farc y en cierta medida la izquierda colombiana.
Las próximas elecciones serán determinantes para el futuro colombiano, o se endereza el país o sencillamente caemos en manos de ese atroz sistema. Eso depende de nosotros, los ciudadanos, quienes elegimos, pero aun estamos a tiempo de decir No al totalitarismo que nos acecha y rechazar de una vez por todas a aquellos que nos quieren llevar a ese modelo del socialismo del siglo XXI.
¡Dios salve a Venezuela y proteja a Colombia!