¿Vamos bien o mal? | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Agosto de 2017

El alborozo, optimismo y regocijo que llegan con la paz, no han logrado ser opacados por las temerarias, oscuras y sucias falsedades que pregonan los enemigos de este proceso que esperábamos desde hace más de medio siglo.

Las baterías de unos pocos están orientadas al desprestigio. Para ellos, los “bandidos”, siguen delinquiendo, usufructúan beneficios incalculables e inmerecidos y van tras el poder; serán los ricos del mañana y podrían descubrir y denunciar atropellos y violaciones de la ley en épocas pasadas.

Ese miedo que sembraron se les está devolviendo, como lo observa, esta nación que se recupera y este mundo que no entiende por qué se nos impide entrar en recuperación.

Causa hilaridad cómo el expresidente Uribe, que maltrata a su país local e internacionalmente, alienta y auspicia la onda expansionista e inversionista, de sus emprendedores y enriquecidos hijos, en este país que no tiene futuro, que es inviable, corrupto y fallido.

Como ocurre con muchas naciones que buscan las metas del desarrollo, aquí se aplican políticas de choque que dejan muchos interrogantes y ponen a pensar a los expertos. Nadie entiende aún, cómo se dejó devaluar el dólar en más de un 50%, cuando existían mecanismos ortodoxos y no ortodoxos que garantizaban una estabilidad económica firme y productiva, sin necesidad de acudir a envilecer su moneda.

Tampoco se logrará explicar, dentro de las normas racionales de la economía, cómo se ha acudido a la temeridad de echar mano al IVA  para marchitar un crecimiento y mejoramiento del estatus económico de un país que, hasta entonces, empezaba a saborear el halagüeño panorama de paz con plata.

Al reconocido y ejemplar empresario Arturo Calle le cayeron encima, lo cuestionan y lo enjuician, porque su visión económica lo obligó a ajustarse a elementales normas que le permitieran sostener la prosperidad de su organización.

Sus ventas, como las de todos los comerciantes colombianos, se han resentido, como producto de una fatal Reforma Tributaria, que solo puede caber en la “unidad sellada”, del ministro Cárdenas. Ya es poco el mercado que se compra, y nada digamos del resto de bienes y servicios.

Calle tuvo que recortar la contratación de los llamados “finsemaneros”, que reforzaban el personal que viernes, sábados y domingos, atendían la clientela, porque esta se ha reducido. La industria de la confección también ha caído.

Se han unido la pésima imagen que Uribe y su CD reparten como culebreros por el mundo, con el puntillazo de una Reforma Tributaria, para darle el más duro golpe a nuestra economía y a la prosperidad, de un pueblo que quería usufructuar paz con bienestar.

Duro el encargo que el presidente Santos encomienda a la nueva ministra Lorena Gutierrez. Puede ser que el turismo permita eludir los errores cometidos y los por cometer, si seguimos de alcabaleros. “Aquí lo que tenemos es trabajo”.

BLANCO: La fiscal venezolana tiene el candado para Diosdado.

NEGRO: Pastrana se aplica el oro y la escoria al conservatismo. ¡Lo que hay que ver!

gabrielortiz10@hotmail.com