Como la ley del embudo parece ser la reapertura de las relaciones y fronteras con Venezuela. Primero lo ancho para ellos, quienes volverán a contar con alimentos, medicinas, prendas de vestir y demás artículos que carece el hermano país. Sumado a lo anterior, tecnología, materiales industriales y puertas más abiertas para los emigrantes, que ya de por si son más de tres millones que albergamos en el país, dotándolos de trabajo, asistencia medica, educación para sus hijos y estabilidad. También llegarán lamentablemente mas delincuentes al encontrar mayor facilidad de ingreso a Colombia.
Independientemente de la reapertura de la frontera, el gobierno Petro ha anunciado que suspenderá las exploraciones de petróleo, la gasolina que de hecho ya está subiendo se le comprará a Venezuela, así lo anunció, otro factor favorable a ellos; y como corolario del beneficio, esta el reconocimiento de legitimidad a un gobierno espurio, tramposo, corrupto y dictatorial como el del sátrapa Maduro a quien propuso como garante de paz.
Ahora bien, lo largo le toca a Colombia. De una parte, lo que nos podría beneficiar a la industria y comercio, en especial el fronterizo, pero con una moneda tan devaluada y con poco valor adquisitivo, es muy precario el balance para nuestro país, sumado a ello la falta de capacidad de pago, porque antes de cerrarse la frontera, empresas colombianas ya habían dejado de vender a Venezuela porque no pagaban.
Pero lo peor de todo es la connivencia del régimen chavista con la guerrilla, que tanto daño nos ha hecho, son sus aliados, protegidos y socios en el maldito negocio del narcotráfico y esto debidamente comprobado, no solamente por la DEA, sino por muchos países del mundo, la Unión Europea y desde luego los Estados Unidos, al punto que le tienen orden de captura y recompensa a Maduro por narcotraficante, y bueno naciones latinoamericanas que también lo repudian.
Entones, si bien es cierto que países hermanos deben convivir y apoyarse mutuamente, tampoco se puede cohonestar con los delincuentes, invitarlos a la mesa y brindarles pleitesía. El pueblo venezolano es víctima de ese oprobio desde hace 24 años, el régimen mas corrupto de todo el planeta, con militares y políticos en el negocio de la droga, es solo ver el cartel de los soles, la familia Flores de la mujer de Maduro, las hijas de Chávez con inmensas fortunas sin haber trabajado un solo día y que decir de su gabinete, de los directivos de Pdvsa que la tienen quebrada robándose el dinero, mientras al pueblo lo compran miserablemente en su necesidad con una pequeña caja de comida llamada la Clap.
No es oponiéndonos a que convivir como vecinos y hermanos con Venezuela, tampoco que no se le siga ayudando a su pueblo, que sí lo necesita, el asunto es ser razonables y medir el costo moral, el prestigio, la economía y la seguridad para abrir de nuevo las puertas a nuestros hermanos. De manera que el balance es desigual, ¡lo ancho para ellos y lo largo para nosotros!