VICENTE TORRIJOS | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Julio de 2014

El Pollo

 

En los últimos días las Farc han estado muy compungidas y en estado de máxima alerta porque uno de sus personajes más queridos ha sido atrapado en Aruba. Conscientes de que algo similar podría sucederles en cualquier momento, los plenipotenciarios en La Habana tendrán que preocuparse ya no solo por solicitarles a los Estados Unidos la excarcelación de Simón Trinidad sino también la de Hugo Carvajal, el flamante general venezolano conocido como "El Pollo", con quien tan buenas migas ha hecho el Secretariado desde la década pasada.

Deseoso de tomar el sol en yate y recorrer la isla en motocicletas de alta potencia como suelen hacerlo sus camaradas en Cuba, Hugo no tuvo muchos problemas para que el presidente Maduro lo propusiera ante Holanda como cónsul general en Aruba recompensándolo por aquellos largos años destinados a manejar con brocha gorda la Inteligencia Militar de la dictadura.

De hecho, él estableció una liga extraordinaria con los actuales gobernadores de Trujillo y Guárico, Henry Rangel y Ramón Rodríguez Chacín (quienes también se exponen a la extradición) para apoyar a las Farc en todas sus sandeces no solo en el campo militar sino en su desdoblamiento hacia “la paz negociada” (como salta a la vista en el capítulo 7 del libreto escrito por Vegas, Rodríguez y Blanco).

Para no ir muy lejos, si se revisan los archivos secretos de Raúl Reyes, sistematizados por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, de Londres (v.g., p. 250), se constata cómo Timochenko e Iván Márquez tenían a Hugo por seguro servidor y amigo en materia de salud, adquisición de pertrechos y circulación abierta por el territorio, es decir, una verdadera “armonización estratégica basada en la coordinación de esfuerzos”.

Suficientes razones, digamos, para que sea llevado ante la Corte del Distrito Sur de Miami y para que los holandeses, hartos ya de los aspavientos del chavismo, se decidieran a negarle el plácet como cónsul y capturarlo aunque tratara de ampararse en un pasaporte destinado a violar la ley.

Solo faltaría que ahora, amedrentado por Maduro y por Cabello, el gobierno Santos iniciara una nueva gestión diplomática similar a la que tiene al borde de la condena a Leopoldo López y corriera a implorarles a los Estados Unidos que se abstengan de enjuiciar al general de generales, héroe, gloria y símbolo perpetuo de la revolución bolivariana.