“La crisis económica que vivía el país sirvió de pretexto”
Aunque pasen los años y los siglos, millones de colombianos no podrán contener las lágrimas por haber perdido las viviendas adquiridas con el sudor de su frente, confiando en que con un crédito bancario a largo plazo podrían culminar sus días al lado de su familia, o también en los brazos de Morfeo.
Todo marchaba por buenos caminos, los sueños se harían realidad, pues la presidencia del doctor Misael Pastrana Borrero, en el año 1973, y sus ministros de Hacienda, Rodrigo Llorente Martínez, y de Desarrollo, Jorge Valencia Jaramillo, prometían una revolución financiera a través de los decretos 677 y 678, creando las UPAC, más conocidas como la revolución del ahorro, ya que consistía en una estrategia para propiciar el desarrollo con el ahorro interno y no con el externo.
Para hacer realidad estos sueños se puso en marcha el Fondo del Ahorro, renovando también la estructura del Banco de la República para darle más poder de control, e igualmente se autorizó la creación del Banco de los Trabajadores.
Las repercusiones en la economía fueron trascendentales: el UPAC permitió el auge del sector de la construcción y de las corporaciones de ahorro y vivienda, aumentando con ello la generación de empleo
El UPAC funcionó muy bien desde su fundación en 1972 hasta 1994, año en el cual el Banco la República decidió atar el ajuste de la UPAC a la tasa de interés DTF, que estaba muy por encima de la inflación.
En el año de 1984 fue aprobado el decreto Nª 1131, con el cual se adicionaba a la forma de cálculo del UPAC un factor determinado por la tasa de los Certificados de Depósito a Término, los CDT.
Álvaro Montenegro García, en un artículo publicado en el diario El Tiempo, criticaba este nuevo decreto bajo el título “El momento en que se destorció la UPAC”.
Pero como tanta felicidad no podía ser posible, en 1994 se modifica nuevamente la fórmula del UPAC, estableciendo que la corrección monetaria sería igual al 74% de la DTF de las últimas doce semanas, parámetro que en 1995 se ajustó nuevamente, para acortarlo a cuatro semanas.
Era necesario borrar de la memoria las buenas obras del expresidente Misael Pastrana. Entonces, aprovechando que las cuotas de los deudores subían por ascensor y los ingresos por escalera, encontraron la fórmula perfecta para obligar a los deudores a tener que entregar sus viviendas en “dación de pago”
Queda demostrado que en el año 1994, en un gobierno de un presidente de cuyo nombre no quiero acordarme, se le da la estocada final al sistema UPAC, donde pierde su razón de ser.
Pero claro, las corporaciones de ahorro y vivienda para mantener su imagen benefactora llamaron “dación de pago” a lo que realmente fue una expropiación.
Esta “dación de pago” favoreció el enriquecimiento ilícito de las corporaciones de ahorro y vivienda a costa de la pobreza del pueblo colombiano. La crisis económica que vivía el país sirvió de pretexto para desaparecer definitivamente el UPAC.