Vólmar Pérez Ortiz | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Enero de 2016

UNA ACERTADA ELECCIÓN

El Papa Francisco

“Un sencillo pastor de su grey”

 

CON  motivo de los días de descanso del fin de año me di a la tarea de leer una de las biografías que se han escrito sobre el Papa Francisco: El Gran reformador.  Francisco, retrato de un Papa radical,  de Austen  Ivereigh.

Que bello ensayo biográfico el que le ha dedicado al Papa el autor en referencia. Es realmente conmovedor el relato de las circunstancias que obligaron a los abuelos Bergoglio a migrar en el año de 1928 a la próspera Argentina de entonces, que ostentaba la condición de ser la octava economía del mundo.

La descripción rigurosa que nos hace el autor del texto en comento sobre su vestimenta, el sitio donde se alojó cuando llegó a Roma a participar en el cónclave, y el pago de la pensión  revela el talante de un hombre austero y demuestran  que la personalidad del Papa Francisco es,  como en el verso de Robledo Ortiz, todo un tratado elemental de sencillez, y de autenticidad, diríamos nosotros.

Por eso su decisión de “seguir llevando su viejo par de zapatos negros, o su cruz de plata en el pecho (por lo general la de un sumo pontífice es de oro), o su fiable reloj de plástico negro, o la de negarse a usar la limusina que lo esperaba para llevarlo de vuelta a la hospedería para la cena (que Dios los perdone por lo que me hicieron, bromeó con los cardenales). Después de celebrar misa con éstos al día siguiente, salió del Vaticano en un Ford focus- los guardias de seguridad viajaban en coches mejores que el suyo-, para rezar en el santuario de Santa María la Mayor”.  A su regreso recogió su equipaje y pagó la factura.  

Las actitudes, las posiciones y la manera original de asumir su rol de líder espiritual del catolicismo es lo mismo que hacía Jorge Mario Bergoglio cuando se desempeñaba como arzobispo de Buenos Aires. Sus gestos, sus ademanes, la alegría que transmite y la jovialidad de su trato con los demás es una constante en su vida, ha sido el sello que singulariza toda su trayectoria en el mundo de la iglesia. Es la coherencia de su vida donde descansa su autoridad.

Como sostiene Ivereigh, no se trata de mensajes calculados. Es el producto de su” identificación con el Cristo de los Evangelios”. Es claro que ha intentado liberarse del modelo de “papado monárquico”. No gusta del boato del poder y pareciera transmitir la imagen de que no se le asocie con el paradigma de los antiguos príncipes de la Iglesia, sino con la de un sencillo pastor de su grey.

El Papa Francisco ha conquistado el corazón del mundo. Está promoviendo el diálogo intereclesial, difunde la necesidad de la paz y la armonía entre los pueblos, y está construyendo las bases para producir una gran transformación  en la estructura y la organización de la iglesia católica. Quienes lo eligieron no se equivocaron. Era el hombre apropiado para señalarle un nuevo rumbo a la Iglesia.