Más de 120 jefes de Estado, 40.000 visitantes diarios, manifestaciones... los atentados de París convirtieron a la cumbre del clima en un desafío, pero Francia está decidida a mantener el evento mundial, negándose a "ceder a la violencia".
"París en unos pocos días será la capital del mundo en esta cita fundamental para la humanidad", declaró el domingo el primer ministro Manuel Valls, según el cual postergarla "sería de cierta forma ceder frente a la violencia".
"Por supuesto, la COP21 sigue en pie. Y ahora con más razón", tuiteó por su parte la costarricense responsable del clima en la ONU, Christiana Figueres, que había manifestado su "profunda tristeza" tras los atentados.
La COP21 significa "respetar nuestras diferencias y al mismo tiempo actuar juntos" dijo Figueres, faltando dos semanas para la conferencia contra el cambio climático que se abre el 30 de noviembre por una cumbre de jefes de Estado o Gobierno.
"También será una ocasión para que los jefes de Estado se reúnan y manifiesten una vez más su solidaridad con Francia", dijo Manuel Valls.
Gran defensor del clima, el presidente norteamericano Barack Obama tiene previsto asistir, indicó un responsable norteamericano.
Durante la conferencia, 195 países intentarán ponerse de acuerdo para limitar el recalentamiento por debajo de un umbral manejable tanto para los ecosistemas como por las economías.
Sería difícil imaginar una postergación "dado el punto de inflexión en que nos encontramos en la lucha contra el cambio climático", explica Matthieu Orphelin de la Fundación Hulot: "esta COP21 ha sido bien preparada, la inmensa mayoría de los países quieren un acuerdo, es necesario concretarla".
"Es una acción absolutamente indispensable contra la desregulación climática", insistió el canciller francés Laurent Fabius, futuro presidente de la COP (Conferencia de las partes, por sus siglas en inglés), al insistir en que la misma se desarrollará "con medidas de seguridad reforzadas".
- ¿Prohibir las manifestaciones? -
Antes de los atentados, los organizadores habían previsto desplegar 1.500 policías y bomberos para garantizar la seguridad en el sitio muy vasto de Le Bourget, en el suburbio norte de París, no lejos del Estadio de Francia donde ocurrieron parte de los ataques suicida del viernes.
Para la zona de negociaciones, en territorio de la ONU, están previstos más de cien guardias del organismo mundial y más de 300 agentes de seguridad privados.
Al lado se instaló un pabellón de "generación clima", un espacio de exposiciones y debates capaz de recibir todos los días gratuitamente a una gran cantidad de público no acreditado.
En París estaba prevista una marcha ciudadana el 29 de noviembre a partir de la Plaza de la República.
Una última movilización tendrá lugar el sábado 12 de diciembre. La COP también dará lugar a grandes acontecimientos en la ciudad, una exposición en el Grand Palais, conciertos...
Según una fuente gubernamental, una reflexión está en marcha para "reforzar" aún más el dispositivo de seguridad, por ejemplo incrementando el grado de protección de las delegaciones extranjeras.
Existe especial preocupación acerca de la manifestación del 29, que debía movilizar a unos 5.000 policías y gendarmes, un esfuerzo importante en momentos en que las fuerzas del orden se encuentran "movilizadas en la lucha antiterrorista" de un país que este fin de semana se proclamó "en guerra".
Además de la posibilidad de prohibir las manifestaciones, Manuel Valls evocó otras medidas posibles. "Hay que estar atentos para que la COP se concentre esencialmente en la cita del clima, mientras que el estado de emergencia podrá aplicarse para toda una serie de manifestaciones", advirtió.