Barniz de Pasto, un oficio ancestral colombiano salvaguardado | El Nuevo Siglo
Esta práctica tradicional consiste en la decoración de objetos de madera, con delgadas láminas coloreadas y recortadas, que se obtienen al procesar la resina vegetal que producen los cogollos del Mopa-Mopa.
Foto cortesía
Domingo, 20 de Diciembre de 2020
Redacción Cultura

Desde la época prehispánica, las manos de etnias indígenas y artesanos nariñenses labraron un camino hacia el reconocimiento internacional de sus tradiciones, a través del Barniz de Pasto Mopa-Mopa, pues esta técnica ancestral de decoración, hoy es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.  

Esta manifestación que inicia en forma de cogollos del árbol Mopa-Mopa y que termina como colores que le dan vida al ingenio e inspiración de los artesanos en piezas de madera, mereció esta declaratoria por parte de la Organización Mundial de las Naciones Unidas, Unesco, que fue anunciada esta semana durante el decimoquinto Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial, que se desarrolló este año en línea.

“Recibimos esta Declaratoria de la Unesco con mucha alegría y esperanza porque es un reconocimiento histórico otorgado a este arte originario de Nariño y a sus maestros y artistas. Esperamos que con esta gran noticia se divulguen en Colombia y el mundo los esfuerzos que hemos realizado para preservar este patrimonio único en el país y que ahora le pertenece al mundo”, afirmó Valentín Muñoz, hijo y heredero de esta técnica de su padre, el artista del Barniz de Pasto, Eduardo Muñoz, quien cuenta con más de 60 años de experiencia creando obras a partir de esta técnica y cuyo trabajo es reconocido a nivel nacional e internacional.

Un arte de varias manos

El arbusto del Mopa – Mopa, Elaeagia pastoensis mora, se encuentra y recolecta en el Piedemonte Andino-Amazónico del Putumayo, Cauca, Caquetá y Nariño, al igual que en algunas zonas de dispersión cercanas, entre los 1.400 y 2.000 msnm, pues crece sobre un clima tropical húmedo.


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Los recolectores que habitan principalmente en Mocoa, Putumayo, se encargan de esta tarea porque conocen la selva, las fechas de recolección y la ubicación de los arbustos con las pepas apropiadas para la elaboración del barniz que se usa para esta técnica. Por su parte, el trabajo realizado en Pasto, Nariño, por carpinteros y torneros, corresponde a la transformación de las maderas en elementos a los que se aplican las láminas de barniz.

Para los maestros decoradores la elaboración de piezas con Mopa-Mopa se constituye en su modo de vida y su única actividad económica. Por eso, los barnizadores se caracterizan por organizar y dirigir sus propios talleres a través de la enseñanza de la técnica, la elaboración y la comercialización de las piezas, con algunos aprendices a su cargo.

Esta manifestación, que se conserva en la actualidad como una clara demostración del mestizaje hispanoamericano, se constituyó con el tiempo en una expresión cultural que forma parte de la historia, identidad y reconocida tradición artesanal de los pobladores de Pasto, como lo son la laca china, rusa o mexicana, para sus respectivos territorios.

Una petición urgente

Esta declaratoria nace con la postulación de esta técnica tradicional a la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial que Requiere Medidas Urgentes de Salvaguardia, en la que este año estaban cuatro manifestaciones más, ya que cada vez son menos los jóvenes que se animan a continuar con este oficio ancestral.


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Así los señaló Óscar Granja, hijo y formador de esta técnica que le fue transmitida a través de su padre, el artista Gilberto Granja, con más de 56 años de trayectoria en este arte, quien se dedica a enseñar y a educar sobre esta práctica al público en general: “Nuestra petición ante la Unesco se envió de carácter urgente, porque existe una reducción en el número de artesanos dedicados a este oficio, entre 30 y 35 poseedores del conocimiento, por eso en nuestro taller estamos abiertos a formar a estudiantes que deseen aprender esta técnica. Aquí hemos capacitado a diversos estudiantes de diseño y diseño industrial quienes han venido porque sienten interés en aprender sobre este patrimonio”.

Gilberto es reconocido a nivel nacional e internacional por el preciosismo de su trabajo hecho a mano en una de sus piezas cumbres: los bargueños, muebles o joyeros en madera, destinados para diversos fines, que elabora a gran y mediana escala. El artículo más estimado por este artista de Nariño es un bargueño que elaboró especialmente para el Museo de Arte Colonial de Bogotá, donde se encuentra exhibido actualmente y que fue creado a imagen y semejanza de una pieza del siglo XVI. 

Este arte, que ahora se preservará aún más con este paso internacional que dio la cultura nariñense, se podrá conocer y adquirir en la Tienda de la feria Expoartesanías, que este año es virtual y que estará abierta hasta el 24 de este mes.