Catedral de Sal de Zipaquirá, un lugar de arte, espiritualidad y tradición | El Nuevo Siglo
EL TEMPLO ofrece en esta temporada un recorrido navideño nocturno que se extenderá hasta el 12 de enero. /Foto: Cortesía prensa
Miércoles, 18 de Diciembre de 2024
Redacción Cultura

CON MÁS de 600.000 bombillos, y una construcción a más de 180 metros bajo tierra se convierte en un destino imperdible para turistas nacionales e internacionales durante diciembre.

La Catedral de Sal de Zipaquirá, en el centro del país también deslumbra gracias a la majestuosidad única de su estructura, logrando incluso ser catalogada, por parte del Parlamento Andino como la primera Maravilla de nuestro territorio, y designada como patrimonio.

En el marco de la presente temporada navideña, en la que se espera un importante ascenso en el número de visitantes, la Catedral de Sal de Zipaquirá se ha vestido de gala, y con el encendido de un alumbrado de 600.000 bombillos y un árbol de 14 metros de altura, se prepara para vivir la época más especial del año; temporada en la que además ha añadido a su tradicional oferta un recorrido navideño nocturno que se extenderá hasta el 12 de enero.

La Catedral de Sal de Zipaquirá iluminó los corazones de más de 5.000 asistentes al encender 600.000 bombillos LED en una deslumbrante ceremonia que marcó el inicio oficial de la Navidad. Este espectáculo de luces, considerado uno de los más impactantes del país, transformó tanto los majestuosos espacios del icónico Parque del Minero, donde el monumental árbol de ceiba iluminado, símbolo de fortaleza y unión, se alzó como el epicentro de la celebración.

Además, los arcos, casas y carruajes decorativos también se encendieron, creando un recorrido mágico lleno de detalles luminosos que maravillaron a grandes y pequeños, resaltando la arquitectura única y la belleza natural del lugar. Cada rincón de este extraordinario espacio se llenó de destellos que transportaron a los asistentes a un mundo de fantasía navideña.

La gerente de la Catedral de Sal, Yenny Páez, destacó la importancia de esta tradición no solo como una atracción turística, sino como un espacio para renovar los valores de la Navidad. “Encender estas luces simboliza la esperanza y la unión. Es un tributo a nuestras raíces y a la magia de compartir momentos inolvidables en un lugar tan emblemático como este”, afirmó.