Durero, el mayor artista del Renacimiento alemán en retrospectiva | El Nuevo Siglo
Las pinturas del Musee Condeat el Chateau de Chantilly en Chantilly, a unos 50kms al norte de París. El estatus del Domaine de Chantilly, cuenta con la segunda mayor colección de arte antiguo de Francia.
Foto AFP
Domingo, 5 de Junio de 2022
Redacción Cultura con AFP

Maestro del buril y del pincel, el alemán Alberto Durero (1471-1528) es uno de los grandes protagonistas del Renacimiento, y el castillo francés de Chantilly (norte) le dedica una gran retrospectiva a sus grabados, la primera en más de 25 años en ese país.

Algunos lo apodaron “el Leonardo del Norte” por su curiosidad insaciable, que lo llevó a recorrer Europa, a dibujar casi a la perfección un rinoceronte cuando ni siquiera lo había visto con sus propios ojos, o a revolucionar el mundo del arte con un libro ilustrado en el que los grabados ocupaban toda la página, relegando el texto al reverso.

“Es Durero realmente el que llevará el grabado al nivel de la pintura, con la misma consideración” artística, explicó a la AFP Mathieu Deldicque, uno de los comisarios de la exposición, que se abre al público este sábado.


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En la Europa del siglo XVI, la imprenta supone un cambio dramático en la manera de distribuir los conocimientos. El libro implica rapidez, y la técnica de grabado, primero sobre una plancha de madera y luego sobre cobre, le aporta las imágenes al ritmo deseado.

“Es totalmente nuevo”, dice Deldicque. “Pero Durero es también un pintor”, recalca.

Los pintores acabaron subyugados. Durero viajó como mínimo una vez a Italia, hacia 1505, donde se hizo gran amigo del maestro Rafael, con el que intercambió obras durante años.

De aprendiz a maestro de maestros

Aprendiz de orfebre junto a su padre, Durero aprende a utilizar el buril para reproducir cuadros de maestros. Luego, para abrir su propio taller, contrata a vendedores para colocar sus centenares de grabados en los mercados o las ferias.

“Todo el mundo compraba esos grabados”, añade Deldicque. Había ejemplares para todos los bolsillos.

La exposición de Chantilly muestra cerca de 200 obras pertenecientes, en su mayoría, a los fondos de la Biblioteca Nacional de Francia y del castillo de Chantilly.

Por primera vez en décadas se reproduce la serie de grabados del “Apocalipsis” (1498), el primer libro ilustrado del artista y una de sus obras cumbre.

Nacido en Nuremberg, Durero fue amigo de los principales humanistas de su tiempo.

Conoció y retrató a Erasmo de Róterdam, y al estallar la revolución luterana, simpatizó con las nuevas tesis protestantes.

A finales de 1486 se hizo aprendiz de Michael Wolgemut, uno de los pintores más reputados de la ciudad, con quien aprendió el arte del dibujo y el color, y descubrió la revolución pictórica de los primitivos flamencos. Durero también aprendió la técnica del grabado en madera.

Pero también fue un artista con un ojo en el poder. Viajó a Aquisgrán en 1520 para poder asistir a la coronación del nuevo emperador, Carlos V, y para pedirle que le renovara su pensión como artista.

Lo consigue, puesto que es uno de los artistas más admirados en la corte de los Habsburgo. En 1504 graba un “Adán y Eva” que tres años después le servirá como modelo para un cuadro que ahora cuelga en el Museo del Prado, en Madrid.

Luego, en la cima de su arte, se retrata como hombre del Renacimiento, con cabellos largos y rubios y una mirada segura de sí misma, contemplando al espectador.

Pero a Durero le gusta también “retratar la naturaleza en todas sus formas”, en especial los animales, explica otra comisaria de la exposición, Caroline Vrand.

Destaca una pieza que Durero se cobró hacia 1504: la cabeza de un ciervo atravesada por una flecha, visiblemente tras una partida de caza. Es un dibujo que raramente ha salido de los archivos franceses en siglos, recuerda Deldicque.

Arquetipo del artista humanista

Durero y Jacopo de’Barbari, el primer artista renacentista italiano, hicieron una puerta de entrada entre el mundo germánico e Italia. Es probable que Durero haya conocido al artista veneciano en varias ocasiones, durante la estancia de este último en Núremberg en 1503, o a través de las estampas que realizó.

Hubo una verdadera conexión entre los dos artistas, que se copiaron mutuamente. Durero admiraba especialmente el sentido de las proporciones de Jacopo de’Barbari.

Por el propio relato de Durero, se cree que un día Jacopo de’Barbari le mostró una figura masculina y una figura femenina, construidas con métodos geométricos. A partir de entonces, Durero comenzó a estudiar las proporciones y continuó haciéndolo hasta el final de su vida.

Al igual que los autores antiguos y sus pares italianos, él a su vez quería convertirse en un teórico de estas cuestiones relacionadas con el cuerpo humano, el movimiento y la representación de los animales y la arquitectura. Algunas de sus estampas eran verdaderos manifiestos destlo54inados a una amplia difusión. Durero se convirtió así en el arquetipo del artista humanista.

Un príncipe de Venecia

Durero fue a Venecia al menos una vez, y probablemente dos: su primer viaje, que es más hipotético, habría tenido lugar entre 1494 y 1495, mientras que el segundo, registrado en los propios escritos de Durero, tuvo lugar entre 1506 y 1507.

Sus estampas ya eran muy apreciadas en La Serenissima, incluso antes de que viajara hasta allí. Tuvieron un gran éxito, como lo demuestra la copia de la Vida de la Virgen de Durero, realizada por Marcantonio Raimondi, quien llegó a colocar el monograma de Durero en la copia.

Durero se mostró encantado por el reconocimiento de su condición de artista en Venecia: “Aquí, soy un príncipe”. Su estadía fue una oportunidad para una gran cantidad de intercambios artísticos con pintores y grabadores locales.

Durero, Rafael y Leonardo

Jacopo de’Barbari y Venecia no fueron los únicos puntos de entrada de Durero en Italia. Existía una gran admiración mutua entre Durero y Rafael. Los dos artistas frecuentemente tomaron prestado el uno del otro en sus obras: motivos, arquitectura, a veces apenas perceptible.

Durero también estaba muy familiarizado con las obras de Leonardo y sus investigaciones sobre la anatomía del caballo estaban ligadas a las reflexiones del maestro florentino.