El humor hace digerible los temas de vejez y soledad”: Rodríguez | El Nuevo Siglo
Rodríguez se convirtió en el segundo peruano en ser galardonado con el Premio.
Cortesía Editorial Penguin House
Sábado, 22 de Abril de 2023
Redacción Cultura

La soledad y la vejez son los dos temas centrales de “Cien Cuyes”, novela ganadora del Premio Alfaguara 2023, escrita por Gustavo Rodríguez en un intento por hablar sobre lo que “nos espera cuando llegamos a los 59 años”, como él mismo refiere.

En una entrevista con EL NUEVO SIGLO, el escritor peruano explicó que los principales motivos que lo llevaron a escribir esta historia fue el paso del tiempo, lo vivido durante la pandemia y la muerte.

Rodríguez se convirtió en el segundo peruano en ser galardonado con el Premio Alfaguara de Novela con su obra “Cien cuyes”, una obra tragicómica en la que aborda de forma conmovedora, según el jurado, la longevidad de la sociedad actual y la hostilidad hacia la gente mayor, de acuerdo a la descripción oficial.

La novela fue elegida entre más de 700 manuscritos para llevarse este premio, uno de los más importantes y mejor recompensados en lengua española.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es el planteamiento literario de ‘Cie Cuyes’?, ¿qué es lo que nos quiere decir?

GUSTAVO RODRÍGUEZ: Es la historia de Eufrasia Vela, una cuidadora de ancianos que sin proponérselo se va a convertir en la ejecutora de los últimos deseos de estos viejitos que cuida y hasta llega a tener una aventura especial con ellos, a quienes hemos denominado los ‘siete magníficos’. Entonces, es una novela cuyos principales temas son los ancianos y el derecho a una muerte digna, el jurado del premio pudo identificar que estos temas fueron tocados con ternura, con humor y delicadeza, quizás esta sea la propuesta más resaltante de la novela.

ENS: Y, ¿qué lo motivó a escribir una historia sobre la soledad y la vejez?

GR: Tengo una hipótesis y es que cuando uno pasa los 59 años empieza a intuir cómo será el camino, se empieza a ver a los padres, tíos, mentores languidecer o morir. Yo siempre he usado la literatura para tratar de explicar las cosas, en el caso de mis novelas anteriores, para tratar de explicar sucesos de mi vida o factores que me han impactado. Con ‘Cien cuyes’ lo hice para tratar de explicarme cómo va a ser el futuro que me espera, si es que llego a vivir hasta entonces. Quizás, también como un homenaje todas las personas mayores que han estado en mi vida, por su sabiduría y todo lo que han aportado en mi crecimiento personal.

ENS: Y, por qué colocarle ¿Cien cuyes y no 80, 90 o sólo 20?, ¿qué importancia tiene el valor numérico?

GR: No podría responder, porque si te cuento eso le estropeo la novela, los lectores van a tener que averiguarlo en la lectura y también porque la historia me llevó a titularlo de esta manera.



ENS: Y, ¿qué importancia tiene el cuye en la novela?

GR: Es una metáfora. Es una contraprestación por el servicio extra que provee Eufrasi a esos viejitos, no significa que estos viejitos le vayan a pagar con cuyes, sino que es una alegoría sobre el pago por este servicio, los cuyes en Perú es un bien representativo, es muy común en Bolivia y Ecuador, también es parte de la dieta andina, en tiempos precolombinos había sido símbolo de campañas presidenciales, en mi país el animalito es muy popular, también se usa para adivinar la suerte.

ENS: La crítica dice que es una tragicomedia ¿Cómo hizo para fusionar estos dos elementos de peso?

GR: En realidad yo encuentro el humor en mi literatura muy naturalmente, es algo innato. En este caso fue afortunado el uso del humor en esta novela porque toca temas muy difíciles de los que evitamos hablar y creo que la gracia hace bastante digerible tocar esos temas de la vejez, la soledad, la muerte. Por el otro lado, al retratar momentos muy dramáticos tenía el temor de que me saliera cursi la novela, pero creo que el humor ha venido minimizando esos riesgos. Finalmente, creo que siempre es algo que he usado en mis historias para contar mejor lo que pasa en mi entorno.

ENS: ¿Quiere decir que la literatura y el humor han sido sus herramientas para comunicarse mejor?

GR: La literatura es una de mis manifestaciones para comunicarme con el resto del mundo. De niño fui muy tímido, no sabía pelear, estaba condenado a ser impopular, pero por fortuna el humor me ha ayudado bastante, por ejemplo, me permitió sobrevivir en la infancia, en la adolescencia y ahora me permita abordarla en la literatura.

ENS: ¿Qué representa haber ganado el Premio Alfaguara?

GR: Es como una especie de velorio en vida. Uno siempre suele fantasear con su muerte, querer saber de qué se hablará después. El premio ha logrado ese milagro, me ha permitido captar en vida las repercusiones, las opiniones, los comentarios de quienes puedan leer mi obra y eso es lo bueno, poder disfrutarlo en vida, saber cómo se siente ser reconocido.

ENS: Además de escritor, ¿Qué otras pasiones lo mueven en la vida?

GR: Abrazar a mis amigos, reír con mi familia. Fui criado bajo un sistema algo machista que no permitía que un hombre pudiera expresar sus sentimientos por otras personas y creo que desde que me desembarqué un poquito de esa barca me siento más pleno, más feliz. Mi pasión tiene que ver con el hecho de cosechar abrazos y amar lo más posible.

ENS: ¿Cuáles son las similitudes o diferencias narrativas entre Colombia y su país?

GR: Ambos países tienen tradición narrativa muy importantes en la región. Veo que Colombia tiene una diversidad, ya no se encasilla en lo que se debe escribir, veo con emoción la participación de muy buenas escritoras mujeres y todos esos fenómenos se están dando en Perú y en Colombia.

ENS: Además de Colombia, ¿qué otros países estarán visitando para llevar su novela?

GR: Recientemente, empezamos en España con una gira frenética por cinco ciudades, luego fuimos a Ecuador y en estos momentos Colombia. Después Chile, Uruguay, Argentina, Guatemala, México, Panamá, Costa Rica y Estados Unidos, específicamente Miami. Este 2023 va a ser muy movido, retador, pero hermoso porque, finalmente escribir es un oficio muy solitario, es estar encerrado en un estado de trance, sin contactar con nadie, pero al final ese trabajo en solitario puede terminar en contacto con otros seres humanos más allá del entorno.