Esther Sánchez Botero: una vida dedicada a las artes | El Nuevo Siglo
Recientemente fue reconocida con el premio Tenedor de Oro de la Academia Venezolana de Gastronomía por su libro "Colombia y Venezuela: Historia, alimentación y sabores compartidos". / Foto cortesía prensa
Viernes, 9 de Agosto de 2024
Redacción Cultura

Esther Sánchez Botero es una mujer con 76 años de edad y aún se mantiene viva en la escena de la cultura. Suma más de 45 años apostándoles al arte, la antropología y a la vida.

Fue reconocida con el premio Trayectorias del Ministerio de Cultura, que celebra a las personas mayores de 70 años que han realizado aportes invaluables a las culturas y las artes de Colombia.

La convocatoria Trayectorias tiene como objetivo conferir una distinción a las personas que han dejado un legado significativo en las culturas y las artes del país. Este reconocimiento no solo celebra la excelencia profesional, sino también la dedicación personal de quienes han contribuido al enriquecimiento cultural de Colombia.

“Hace 48 años inicié un proyecto que se llama Construcción de Entendimiento Intercultural, el cual busca acercar a los jueces las diferencias culturales de los pueblos indígenas, conocidos como los afros, los raizales los gitanos los palenqueros y demás que enfrentan conflictos culturales y normativos. Mi trabajo comenzó en el Cauca, cuando era profesora y jefa del Departamento de Antropología de la Universidad del Cauca, con un antropólogo que se llama Edgardo Cayón, quien era el decano de la facultad y con él comenzamos un trabajo que se llama peritaje antropológico y en otras partes lo llaman peritaje cultural”, le dijo Esther a EL NUEVO SIGLO.

Visto de otra forma, la septuagenaria hace una interpretación de los elementos culturales de estas poblaciones, los muestra a los jueces, a los magistrados, de manera que ellos puedan entenderlos y fallar o tomar decisiones acordes con esas diferencias culturales.

Escritora

Esther ha escritor 62 libros culturales. Incluso, esta semana entregó el más reciente, sobre su trabajo con la Universidad Nacional, la Universidad de los Andes, la Procuraduría, la Fiscalía y muchas otras instituciones, como la cooperación alemana y española.

“El camino siempre es complejo, pero uno tiene puntos de vista, depende de a donde se quiera llegar con el peritaje antropológico; no es un trabajo que se paga, por lo tanto, obviamente implica esfuerzos muy grandes, porque a veces hay que hacer trabajo de campo, hay que ir a las comunidades y eso no es fácil, pero yo opté por un camino para poder contribuir en algo. En este país debemos valorar las diferentes culturas, los diferentes sistemas religiosos, las diferentes concepciones de familia, todos los colombianos somos una misma concepción, porque somos una misma cultura”, detalla la mujer.

Investigadora

Su trabajo ha sido muy bien reconocido por Ana María Delgado, gerente de la Fundación BAT, al destacar que “Esther Sánchez le ha aportado mucho a la cultura popular colombiana a partir de la investigación con las comunidades indígenas y sobre la cultura alimentaria de Colombia. El reconocimiento otorgado a Esther Sánchez Botero por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes es un ejemplo inspirador de cómo toda una vida dedicada a la investigación rigurosa, a vivir experiencias en los territorios y a compartir todo ese conocimiento a través de sus publicaciones, hace que se conviertan en documentos obligatorios para conocer a fondo la historia de Colombia a través de la cultura alimentaria y desde la perspectiva de las comunidades”.

Originaria de Bogotá, Sánchez es una destacada antropóloga y doctora en Derecho. Con un título de la Universidad de los Andes y un doctorado de la Universidad de Ámsterdam, Holanda, su carrera ha estado dedicada a la investigación en alimentación y cocina, especialmente en contextos étnicos y campesinos, así como en las relaciones entre el Estado y la seguridad alimentaria.

Desde 1982 ha realizado investigaciones claves sobre la soberanía alimentaria, bienes patrimoniales y políticas públicas. Es fundadora y directora del Colegio de Estudios Socioculturales de la Alimentación y la Cocina Colombiana (Cesac) y miembro de la Red Latinoamericana de Cocinas Regionales Andinas.

Entre sus publicaciones destacadas se encuentra Recetas de la abundancia: Patrimonio gastronómico de los países del Convenio Andrés Bello. También es coautora de la Biblioteca básica sobre alimentación y cocina del Ministerio de Cultura, una serie de 19 tomos que exploran la riqueza culinaria de Colombia. Otros trabajos notables incluyen Mercados vivos, Transformando aromas y sabores: Identidad gastronómica y Reviviendo la esencia de la cocina: Identidad gastronómica.

Recientemente fue reconocida con el premio Tenedor de Oro de la Academia Venezolana de Gastronomía por su libro Colombia y Venezuela: Historia, alimentación y sabores compartidos. Esta investigación, realizada con la historiadora venezolana Ocarina Castillo D'Imperio y apoyada por las Fundaciones BAT Colombia y Bigott de Venezuela, destaca la evolución de la cultura alimentaria de ambos países desde sus orígenes hasta la actualidad.

Cultura alimentaria

En el 2017, las Fundaciones hermanas BAT Colombia y Bigott de Venezuela iniciaron una ambiciosa investigación para documentar la historia de la cultura alimentaria de ambos países. Este estudio abarca desde las poblaciones originarias y sus despensas hasta la República y los siglos XIX, XX y XXI, resaltando los aportes de inmigrantes españoles, árabes y holandeses, así como los procesos de industrialización. La investigación enfatiza la identidad y la diversidad cultural.

Colombia y Venezuela comparten 2.219 kilómetros de frontera, espacios geográficos comunes y una historia social y política que se remonta al neolítico, con la migración  de contingentes humanos desde el norte de América hacia el sur, continuando con la llegada de los españoles. A pesar de esta cercanía, el entendimiento de algunas prácticas culturales no siempre es claro. La convivencia geográfica ha permitido la construcción de espacios alimentarios y culturales comunes desde tiempos precolombinos.

El libro resultante de esta investigación ofrece un recorrido histórico, antropológico y cultural que conecta al lector con el territorio a través de su gastronomía. Explica el origen de los alimentos, las tecnologías y utensilios empleados en su preparación, y los hábitos sociales de compartir la comida. En resumen, revela por qué y cómo se come en las diversas regiones de Colombia y Venezuela. Además, el libro cuenta con ilustraciones y fotografías de recetas representativas, nombres científicos de los ingredientes y un glosario completo. La publicación está dedicada a Lácydes Moreno Blanco (1920-2015) y a José Rafael Lovera (1939-2021), precursores y maestros del estudio de nuestros sabores.