Ya se encuentra en las salas de cine la película de los directores Canela Reyes y Sebastián Pinzón que acompaña a la comunidad palenquera a su antigua tierra, de la que fue desplazada en el 2001: “La Bonga”, coproducida por el colectivo de comunicaciones Kuchá Suto.
“Dayanis, sueño mucho con La Bonga”, le dice a su nieta María de los Santos una mujer que tuvo que abandonar su tierra en 2001 y quien inspira la película de Canela Reyes y Sebastián Pinzón, quienes encontraron en el cine una nueva forma de contar su historia.
El sueño de María de volver a La Bonga era compartido por muchos, así que con la guía y el apoyo de varios líderes sociales como Luis Fruto y Yaneth Santana, los realizadores pudieron ser testigos de ese retorno organizado que se enmarca en una gran celebración.
Como contexto histórico, hay que tener presente que los habitantes de La Bonga son descendientes de personas esclavizadas que lucharon por su libertad en las selvas que rodean Cartagena. Sus asentamientos son conocidos como palenques debido a las fortalezas improvisadas de madera, construidas para protegerse contra los constantes ataques de sus esclavizadores.
Durante más de 400 años, los palenqueros han luchado por preservar su libertad y su legado ancestral. “La Bonga” se rodó en San Basilio de Palenque y se desarrolla en dos temporalidades que, a su vez, narran dos viajes paralelos que se encuentran y resuelven al final. Por un lado, toda la comunidad peregrina para hacer una fiesta. Por el otro, María de los Santos viaja con su nieta Dayanis meses después de la festividad y encuentran que la vegetación reclamó lo que alguna vez fue suyo.
“La intención de estos viajes en paralelo y mezclar las temporalidades era complejizar un poco la idea del retorno, porque los discursos de las instituciones y la forma general de entender el retorno, es como si fuera un proceso lineal, como una última instancia después del desplazamiento. Pero hemos visto que la realidad es muy distinta y que el retorno tiene muchas capas porque los hay colectivos, pero también los hay silenciosos y más esporádicos como el de María”, dice la directora Canela Reyes.
Desplazamiento
La Bonga es un lugar físico que está en ruinas, al que las personas van y vienen tras el desplazamiento, pero también es un lugar que solo existe en la memoria de quienes conservan los recuerdos y de historias compartidas porque ese lugar al que retornan no es el mismo que habitaron.
“La Bonga ahora vive en la memoria de la gente”, explica el director Sebastián Pinzón, quien sostiene que la “peregrinación y caminata colectiva” es tan importante porque es ahí donde se genera la idea del pensamiento. Todos van caminando y recordando las experiencias vividas y cada uno aporta, desde la memoria, a la conversación, así que es una especie de catarsis. A medida que ellos retornan, la mente viaja en y con los recuerdos”.
La película, aunque es dirigida por Canela Reyes y Sebastián Pinzón, no es una mirada externa sobre la población palenquera. Es, más bien, un trabajo colectivo y participativo en el que los mismos pobladores, además de prestar sus recuerdos, hacen parte de la producción porque varios integrantes del colectivo de comunicaciones Kuchá Suto trabajaron en el guion, la producción, la cámara, el sonido y la distribución. Inclusive, varios pobladores grabaron escenas con sus celulares.
Para Reyes esto significa que la cámara, que generalmente es el poder de la representación, fue compartida y le da una sensación distinta a la película; mientras que para Pinzón este trabajo participativo cuestiona la mirada tradicional etnográfica en el documental.