La Casa del Silencio: 25 años contando historias con teatro físico | El Nuevo Siglo
“Manú o la ilusión del tiempo” será una de las obras que la agrupación presentará en el Teatro Libre para celebrar esta fecha hasta el 13 de este mes.
Foto Carlos Mario Lema
Domingo, 6 de Marzo de 2022
Redacción Cultura

Con el poder de la expresión física, la ausencia de los sonidos vocales y la fuerza de los movimientos corporales, La Casa del Silencio ha conseguido cosechar por 25 años una carrera de éxito en el país, convirtiéndose en referente del teatro del silencio o gestual.

Durante este mes la compañía conmemorará este cuarto de siglo con una selección de tres de sus obras más emblemáticas en las salas del Teatro Libre hasta el 13 de marzo.

Juan Carlos Agudelo, el director de la compañía, habló con EL NUEVO SIGLO acerca de los vestigios de esta carrera por el teatro físico, la celebración de este aniversario y las proyecciones de la compañía.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo nace La Casa del Silencio, una compañía que le apuesta al teatro físico?

JUAN CARLOS AGUDELO: Nosotros empezamos en 1997 de la mano de la creación de un laboratorio de creación en torno a los textos de la época. Antes de eso estaba en Francia, donde me formé con Marcel Marceau. Ese año regresé al país para formar La Casa del Silencio. La primera obra que montamos se llamaba “La Kermesse”, inspirada en el baile de Ettore Escola, un clásico del cine francés. Este fue el sustento de la primera creación y luego aparecieron otras estéticas que se distancian cada vez más del mismo clásico y empiezan a dibujarse como mimo dramas o teatro del silencio, teatro gestual.

Luego trabajamos piezas contemporáneas, hicimos una versión de “Woyzeck”, que fue la obra que más marcó la estética de La Casa del Silencio en tanto le apostaba a una teatralidad silente, pero muy universal.

Paralelo a esto hay un trabajo pedagógico. Nosotros hemos venido difundiendo la formación del teatro físico. Los principios son de Etienne Decroux, quien fue maestro de Marceau y eso lo enseñamos nosotros en la escuela. Entonces está la creación y la formación, los dos grandes pilares de La Casa del Silencio.

ENS: ¿Cuáles han sido los mayores retos a los que se ha enfrentado el grupo a lo largo del camino?

JCA: La gente que hace teatro en Colombia siempre se queja. Pero es cierto que la condición del artista en este país siempre es como una contracorriente. Además de esto, instaurar, defender o construir una estética silente toma mucho más tiempo también porque ya son 25 años de La Casa del Silencio, pero son años de mucho trabajo.

La estética misma es muy poderosa y eso nos ha permitido estar en festivales musicales internacionales, en su mayoría en Iberoamérica. Es un grupo que ha ido instaurando y defendiendo una estética muy universal y que es muy característica, porque la gente cuando habla de La Casa del Silencio habla de poética, dramaturgia audiovisual casi cinematográfica y coreográfica, porque se parece mucho a la danza.

Las dificultades están asociadas a lo que sufren todos los grupos independientes, como no tener un espacio. Nosotros tuvimos una sala y nos tocó cerrarla por pandemia. Cuando hay dinero hacemos creación y cuando no también. No somos dependientes. Pero no es fácil. Si uno compara una compañía colombiana con una francesa, los presupuestos y lo que se invierte en la cultura es otra vuelta. Nosotros estamos en otro estatus, pero ahí estamos resistiendo y apostándole al país en medio de todo.


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ENS: ¿Cuáles son las bondades que ha descubierto del teatro físico?

JCA: Nosotros estamos en un terreno completamente universal y sensible. El teatro físico cumple una función y es tocar la esencia humana de cualquiera, dígase ucraniano, ruso, chino, americano, francés, colombiano o latinoamericano, tiene esa potencia.  

El teatro físico tiene esa universalidad, una herencia Marceau. Este maestro cuando se presentaba en los años 70 era como el Michael Jackson de la época y llenaba teatros en Nueva York y hablaba de un soldado en medio de una guerra. La gente lloraba porque le movía esa estupidez del recuerdo de la guerra y creo que mueve recuerdos muy potentes. En ese registro nosotros nos movemos: el tocar al espectador, es una especie de los desafíos que tenemos como compañía, en lo que hacemos como teatro en nuestras producciones.

ENS: Se cumplen 25 años de fundación, ¿qué representa para usted llegar a este aniversario en cabeza del grupo?

JCA: Es un momento muy importante. Es un cuarto de siglo y es una historia tejida de muchos años de transmisión y creación de un género muy específico y bello. Creo que el grupo ha ido sembrando una estética, la cual se ha convertido en un sello en la escena nacional, diría incluso latinoamericana.

Es todo un motivo de celebración que nos llena de alegría porque creo que estamos dejando una huella en el teatro colombiano, con nuestro teatro físico.

ENS: En esta conmemoración se presenta “Adentro… Gastom y Mandí”, “Manú o la ilusión del tiempo” y “Kokoro”. ¿Qué significan estas obras para La Casa del Silencio?

JCA: “Kokoro” nace en un momento bien particular porque habla de las relaciones humanas y es una obra que empezó en una sala chiquita para 15 espectadores, pero también se dio el lujo de estar en salas importantes en el país. Es una obra muy poética, la definimos como un melodrama silente para teatro físico. Es una página importante en la historia de Casa del Silencio.

“Manú” condensa la estética de los 20 años de La Casa del Silencio porque hay de todo, como animación, video maping, acción física, estructura coreográfica, construcción de personajes y siempre marca una dramaturgia que nos hace diferentes.

“Adentro” da un salto. Digamos que siempre dejamos el teatro físico con rostro descubierto y aquí se nos vuelven unos grandes mascarones híper expresivos.

Las tres historias condensan nuestra historia de 25 años. Es una especie de caleidoscopio, de cómo mutamos de una estética a la otra. Sin embargo, cabalgando en esto de la universalidad y del teatro físico, del cuerpo y del mimo contemporáneo. Son nuestras cartas de presentación y son lo que nos representa como grupo especialista en ese teatro físico.

ENS: ¿Ahora qué viene para la compañía?

JCA: Este año tenemos una cooperación internacional con Polonia, Noruega, Chile, Ecuador y Francia. También seguimos con los módulos de formación intensiva, que seguramente el otro semestre haremos otro con la Escuela Nacional de Teatro Físico, que es también el lugar en el que transmitimos las exploraciones que Casa del Silencio desarrolla.

Tenemos también en mente sacar dos unipersonales, nuevas creaciones, además de rotar la nueva obra, ponerla en la circulación de la escena nacional, posterior a los festivales para seguir haciendo este ejercicio que tanto amamos, de dar a conocer el teatro físico en el país, no solo en Bogotá.