"La maldición del rey ciego", a la colombiana | El Nuevo Siglo
Foto cortesìa Teatro Mayor
Jueves, 4 de Abril de 2019

UNA mirada singular sobre este clásico de la dramaturgia, el relato de Edipo, es la que hace Carlos Moyano con el Teatro Tierra, caracterizándose por invertir los puntos de vista tradicionales y revelando que los trágicos griegos no mostraron la agonía de los hermanos y la intimidad del choque de sangre.

La maldición del rey ciego reflexiona sobre la confrontación y muerte de Eteocles y Polinices, los hijos de Edipo, en la leyenda de Tebas. A lo largo de más de 2000 años, numerosos autores han reinventado una y otra vez los personajes y las situaciones de la saga tebana sucedida en la Grecia antigua, permitiéndole trascender tiempos y culturas como un drama universal.

Esta pieza dramática, que tendrá solo dos funciones en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo (hoy y nalaba)  ofrece una mirada singular sobre el relato de Edipo, un rey que intentó ser justo y guiar a su gente por los mejores rumbos, pero que terminó siendo víctima de su destino. El destino trágico revierte los deseos y muestra la crisis humana y política de un hombre que termina extirpándose los ojos para no ver la realidad que lo arremete y sosegar su conciencia. Sus hijos ya no son nobles herederos, sino ambiciosos aspirantes al poder palaciego y a las vanidades de la gloria y la riqueza.

En la versión del Teatro Tierra, los personajes humanizan sus dilemas, se nutren con experiencias extraídas de la historia de Colombia y enfrentan los riesgos de una época donde la lucha por el poder repite consecuencias y secuelas. Sin embargo, se enfatiza en la mirada de Yocasta y sus hijas, Antígona e Ismene, que proporcionan la posibilidad de restaurar aquello que la ambición ha devastado: la dignidad, el respeto y la oportunidad de convivir sin confrontaciones guerreristas.

Carlos Moyano Escritor y director de teatro, ejerce el oficio teatral desde hace más de tres décadas. Cofundador del Teatro Tierra, Moyano ha dirigido más de cincuenta montajes con esta y con otras compañías. Le imprime a sus obras un sello de calidad indiscutible, logrando intensa comunicación con públicos diversos, y en distintos lugares y circunstancias. Ha publicado los libros Espectros (poemas, 1979), La pasión de las lunas (relatos, 1980), Guía de sonámbulos (relatos 1981), En la línea beduina (relatos, 1983), Punto de fuga (novela, 1995); además de artículos, ensayos y crónicas en periódicos y revistas.

Entre tanto Teatro Tierra es un grupo independiente que cumple treinta años de realizar montajes, temporadas y giras, y de funcionar como un laboratorio de investigación sobre la actuación y las estructuras del drama contemporáneo. En la poética del Teatro Tierra, los objetos tienen vida propia y la actuación incluye un trabajo a partir de las relaciones entre el cuerpo, el espacio y los elementos escénicos.