Perspectivas. Binelli, más de 30 años con el tango en las venas | El Nuevo Siglo
El también compositor y arreglista de renombre internacional ha creado y arreglado música para instrumentos solistas, quintetos, orquestas de cámara y sinfónicas, danza y música de cine.
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Domingo, 22 de Mayo de 2022
Redacción Cultura

Como una herencia anhelada de un hijo que admira a su padre. Así nació la pasión del maestro Daniel Binelli por el bandoneón, un arte que lo ha llevado a ser el embajador de este instrumento en el mundo, mostrando en diferentes países las sonoridades tradicionales del tango y la música sinfónica, junto a su “compañera de ruta y de vida”, como él la define, Polly Ferman.

Proveniente de Argentina, este músico enamorado del tango, quien además por varios años interpretó el bandoneón al lado del maestro Ástor Piazzolla, visitará Colombia este mes en tres fechas, junto a la pianista Ferman, conocida como Embajadora Musical de las Américas.

La herencia de un joven músico

El también compositor y arreglista conoció las mieles de la música en su infancia, gracias a un obsequio de su padre, también artista, así como a las lecciones que le impartía su madre en casa.

“Comencé en la música a los nueve años, cuando mi padre me regaló un bandoneón. Entre mi padre y mi madre me enseñaron música. Mi madre me enseñó solfeo y mi padre, los principios del bandoneón, porque este instrumento se aprende mucho por herencia y él era un bandoneonista aficionado”, recuerda Binelli en entrevista con EL NUEVO SIGLO.

A pesar de varios comentarios de familiares y amigos acerca del poco futuro que le auguraban al bandoneón en el mundo de la música, Daniel decidió seguirle apostando a este instrumento, a través del cual se ha dedicado a llevar las tradiciones de su país natal en cada presentación.

“Muchos me decían que estaba estudiando un instrumento que tiende a desaparecer, porque, claro, en esa época estaba el surgimiento en Argentina del rock and roll, donde todos los jóvenes intentaban aprender la guitarra eléctrica. Pero nunca lo sentí así, porque después, cuando me formé como músico, salía de gira y no tenía ningún conflicto porque lo que llevo en mi corazón y en mi repertorio es la música de mi país”.

A su parecer, es un instrumento al que aún le queda camino, ya que “por suerte las nuevas generaciones también han podido tener acceso al bandoneón. Así que hay bandoneón para rato”.

Su virtuosidad con el bandoneón no demoró en hacerse notar, pues a los 15 años Binelli ya era parte de la Orquesta de Lorenzo Barbero, reconocida en Buenos Aires, y pronto conocería a quien hoy es venerado como el pionero del “nuevo tango”: Ástor Piazzolla.

Así, en 1989 Daniel Binelli se unió al Sexteto Nuevo Tango de Ástor Piazzolla, con el que realizó giras internacionales. “Conocí a Piazzolla a través de un concurso de televisión, el cual gané, y luego me incorporé como profesional a la agrupación, a los 18 años; inclusive intervine en mi primer concierto con orquesta sinfónica”, señaló el músico.

Daniel asegura que, sin lugar a dudas, esta experiencia junto a uno de los referentes del tango marcó tanto su vida profesional como personal. “Piazzolla no enseñó en un conservatorio pero nos enseñó a todos cómo hay que encarar la música desde el punto de vista artístico, y lo hizo para toda nuestra generación de bandoneonistas, para la mía y para la presente también. Él fue el generador del cambio del tango. Marcó mi existencia como solista”.

Un solista en escenarios del mundo

Sin embargo, la historia en la música de Binelli no termina con Piazzolla, ya que a sus 23 años ingresó a la Orquesta Pugliese como bandoneonista y arreglista. En ella perduró durante 50 años y benefició a 14 familias.

Binelli siguió construyendo su imperio a través de la composición para otras prestigiosas agrupaciones y presentaciones, como la Orquesta Sinfónica de Filadelfia, Atlanta, Virginia, Sídney, Montreal, Ottawa, San Petersburgo y la Orquesta Tonhalle en Zúrich.

Se ha consagrado como un compositor experimentado por derecho propio, pues ha creado y arreglado música para instrumentos solistas, quintetos, orquestas de cámara y sinfónicas, danza y música de cine. Su versatilidad le permitió trabajar desde todos los estilos del tango hasta el lenguaje contemporáneo.

Ferman: “Compañera en el amor y la música”

Así como los éxitos persiguieron por muchos años a Binelli, también existieron desafíos a los que se enfrentó a lo largo de su trayectoria. Uno de los primeros fue convertirse en migrante, al radicarse en Nueva York, Estados Unidos.



Sobre todo cuando uno sale del país y uno se convierte en migrante, ya es un reto, de afincarse en otro lugar. Tenía más de 50 años cuando me fui a Estados Unidos. Fue un reto importante porque después de estar allí por tres años tuve una depresión grande pero la superé”, expresó.

En medio de esta difícil adaptación en este nuevo país conoció a Polly Ferman, una pianista uruguaya a quien decidió unirse y elegir como su “compañera de ruta, de música y en el amor”, señala sonriente.

Ferman desde muy pequeña conoció su pasión en la música: el piano. Un instrumento que la llevó a realizar presentaciones desde sus cuatro años en un teatro ante 500 personas y sentir gran emoción al principio “por los vestidos que hacía mi mamá”, confiesa la artista.

Y aunque su divorcio y la responsabilidad que implicaba tener dos hijos pequeños a la edad de 22 años la llevaron a dejar la música y a enfocarse en su carrera como periodista, Ferman se hizo un camino con el piano algún tiempo después, destacando la música no solo de Uruguay, sino de toda Latinoamérica. Incluso, en 1984 creó una oenegé dedicada a aquellos artistas y compositores que quisieran tener visibilidad.

El tango aparece en su vida cuando su camino se cruza con Binelli. Desde entonces, aunque con gran dificultad desde un inicio, se ha dedicado a destacar los diversos tipos de este género en diferentes lugares del mundo.

“Me invitó a tocar con él como pianista de su quinteto, yo le dije que no tenía ni idea cómo se tocaba el tango y me dijo ‘bueno, ya vas a aprender’. Fue como si fueras a hacer un doctorado en algo sin haber pasado antes por la primaria, secundaria y la universidad, porque me tocó de entrada salir de gira”, detalló la pianista.

Ahora conforman un dúo de talla mundial, uniendo sus talentos para desarrollar y promover la apreciación del tango, la milonga, el candombe y otras formas musicales latinoamericanas en la rara asociación del bandoneón y el piano. Sus actuaciones reflejan la elegancia y la sutileza del tango tradicional, el descaro de la milonga, el romanticismo del vals y el temperamento y la fuerza del tango contemporáneo.

Su próxima apuesta será en Colombia, con una presentación en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, el 24 de este mes, junto a la Sinfónica Nacional; y dos funciones más los días 26 y 27 de mayo en el Planetario de Bogotá.