Siempreviva sigue vigente en las tablas | El Nuevo Siglo
Jueves, 27 de Octubre de 2011

 

Una historia estremecedora que narra con poesía, humor e ironía, la realidad del país en 1985, durante la toma del Palacio de Justicia.
 
La desaparición desencadena el caos, la metástasis de los temores y represiones de los inquilinos de una casa donde la sordidez y la poesía tienen cabida. Un camarero con dotes de payaso, su mujer que descubre su vocación de cortesana, un usurero que negocia con la desesperación de los demás, el joven que no soporta no ser adulto y sin embargo no supera su irresponsabilidad y la madre, dueña de casa, que yace en la locura desde la desaparición de su hija, se convierten en víctimas de un conflicto ajeno y propio a la vez. Le dan color a la bandera del país personificando los imaginarios de un colombiano de la época. Aquél que se enfrenta a los conflictos personales y anónimos y que no necesariamente es consciente de ellos, que vive las frustraciones y amores en medio de cambios político-sociales.
Esta es la historia de La siempreviva, una obra que relata los hechos del Holocausto del Palacio de Justicia desde la mirada de la gente del común, los habitantes de un inquilinato ubicado en el barrio La Candelaria, y cómo éstos se enfrentan a la desaparición de uno de ellos, una estudiante de Derecho que trabaja para costearse sus estudios como camarera en el famoso edificio gubernamental.
Por una semana y conmemorando los 26 años del holocausto del Palacio de Justicia llega a la Casa del Teatro Nacional, a partir del 8 de noviembre, La Siempreviva, una de las obras más emblemáticas del teatro colombiano.
Bajo la dirección de Miguel Torres, esta pieza teatral se remonta después de varios años, con su elenco original y una escenografía que asemeja su antigua locación en el barrio La Candelaria. Así, Carmenza Gómez, Carmenza González, Lorena López, Pablo Rubiano, Alfonso Ortiz, Jenny Caballero, Alberto Valdiri y Eduardo Castro revivirán esta historia desgarradora y poética de una joven desaparecida en la Toma del Palacio de Justicia y las reacciones que esto provocó entre los habitantes de un inquilinato. Una historia estremecedora que narra con poesía, humor e ironía, la realidad del país en 1985.
La obra, en sus inicios, también fue escrita y dirigida por Miguel Torres y estrenada en 1994 en el Teatro El Local y en cuestión de pocas funciones se convirtió en una de las más exitosas del siglo XX. Ahora regresa a La Casa del Teatro Nacional para hacerle honor a su propio nombre y permanecer viva, como las leyendas, en la historia del país.
La Siempreviva destaca el papel de la casualidad, lo absurdo e irracional, cuando Julieta, quien sin querer está en el lugar y la hora en los que no debería estar, queda atrapada y se convierte en una víctima más. También permite al espectador convertirse en constructor de una nueva historia y aprehender lo vivido. Golpeando lo más profundo de nuestra conciencia, la obra acomoda los hechos mediante recursos ingeniosos, como el de los noticieros radiales, demostrativos de la frescura, humor y, sobre todo, verosimilitud del montaje.