Para conmemorar el trigésimo aniversario de la tragedia de Armero, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y el Ministerio de Cultura realizarán un sentido homenaje a un pueblo que tras haber quedado sepultado renació de las cenizas, con el concierto El rugido de la tierra, que se llevará a cabo mañana a las 5:30 p.m. en el Santuario del Señor de la Salud en Armero - Guayabal.
El 13 de diciembre de 1985, el río Lagunilla en el departamento del Tolima trajo consigo una avalancha llena de rocas y lodo, causada por la erupción del volcán Nevado del Ruíz. Aproximadamente a las 11 y 30 de la noche, la fuerza de la naturaleza arrasó la población de Armero, dejando con su paso alrededor de 23 mil víctimas.
Con el motivo de celebrar la vida y recordar a las víctimas, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y el Ministerio de Cultura presentan el concierto El rugido de la Tierra, con melodías que evocan la fuerza de la naturaleza, pero que de igual forma, hace alusión a la esperanza. Este memorable homenaje estará bajo la batuta del director colombiano Felipe Aguirre, quien desde el 2010 es el director titular de la Orquesta Sinfónica de Baleares de España, y que ha dirigido orquestas como la Orchester-Verein y la Schonnbrunner Kapelle de Viena, la Filarmónica de Medellín, la Filarmónica del Valle, entre otras.
El maestro Aguirre estará en compañía de la Orquesta y del solista de violín Richard Biaggini, que actualmente es el concertino de la Orquesta Sinfónica de El Paso en Estados Unidos por esta temporada y quien desde el 2011 hasta septiembre del 2015 se desempeñó como concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.
El concierto, que iniciará a las 5:30 de la tarde, comenzará con Omaira, una obra del compositor colombo-belga Paul Dury, la cual simboliza la fuerza del desastre y el dolor de la agonía y recuerda, con fuertes compases y momentos donde el violín es el protagonista, a Omaira Sánchez, la niña que se convirtió en icono de la tragedia.
El homenaje continuará con una de las obras más destacadas de Ernest Chausson, Poema, op.25. La composición concertante para violín y orquesta es una obra rapsódica, es decir, en forma libre, la cual establece notables contrastes en las secciones a partir de marcados cambios de tiempo y de métrica.
El concierto continuará con uno de los pocos ejemplos de música netamente musical, Preludio Sinfónico, del italiano Giacomo Puccini, reconocido por óperas destacadas como La Bohème y Madame Butterfly. Esta composición data de 1882 y en ella se logran distinguir rasgos melódicos característicos de sus posteriores composiciones vocales. Para escribir esta obra, el compositor italiano utilizó como referencia el Preludio Lohengrin de Richard Wagner.
Para finalizar este inigualable homenaje, se interpretará el Adagio de la Sinfonía Nº6, la cual se considera una de las sinfonías más audaces del compositor Anton Brucker. El Adagio se caracteriza por su melodía serena en la que las cuerdas sobresalen y se ven apoyadas eventualmente por los vientos. Esta composición cierra con broche de oro la tarde, al evocar la calma y la desolación que queda con el paso de un desastre natural cuando la tierra se ha pronunciado.