Para lograr el cupo a la final de este torneo debe vencer a Once Caldas en El Campín, lo malo es que este semestre ha sido muy mal local
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Muchas eran las expectativas que se tenían en torno a Millonarios, sobre todo en este semestre, cuando tuvo la posibilidad de avanzar en tres torneos diferentes, pero hoy solo le queda aferrarse a buscar la final de la Copa Águila, en una campaña que tiene con sentimientos encontrados a los hinchas.
Nadie se explica cómo en el segundo semestre del año anterior, con una nómina muy inferior a la que hoy tiene, alcanzó la anhelada estrella 15 y ahora con un plantel que se supone es superior, padece una crisis de resultados que lo tiene al borde del fracaso rotundo en la temporada y a perder dinero, porque los aficionados, en la medida en que no se logran los objetivos, se van alejando del estadio.
Alcanzar la final de la Copa Águila, en la que está en desventaja 0-1 frente al Once Caldas y con el agravante de que el juego de vuelta será en El Campín, donde este semestre no conoce la victoria, sería un bálsamo, un alivio que disimularía los nefastos resultados en la Liga y en la Suramericana, a la que se le apostó porque se sabía que con la nómina que se tenía, se podía llegar a la final.
Pero, quién lo creyera, su compañero de patio, el mismo al que venció en diciembre pasado en la finalísima del rentado, se encargó de cobrar revancha y en la tanda de cobros desde los 12 pasos, lo sacó del torneo, luego de un paso opaco por la Copa Libertadores de América.
En la Liga todavía tiene posibilidades matemáticas de entrar al grupo de los ocho, pero reales muy pocas. Quedan 15 puntos en contienda y para clasificar necesitaría hacer los 15 o cuando menos 13 para llegar a 28 y rezar para que le alcance.
Los directivos son los que menos tienen que ver en esa casi debacle porque cumplieron con los requerimientos del técnico Miguel Ángel Russo en cuanto a la contratación de jugadores, y el adiestrador siempre dijo que estaba conforme con el plantel que tenía.
La situación tiene a la afición con sentimientos encontrados porque reconocen lo que ha hecho el técnico argentino por Millonarios, como darle la estrella 15 nada menos que frente a Santa Fe y la Superliga contra Nacional, pero a la vez critican sus decisiones, los cambios erróneos y su insistencia en utilizar jugadores que nada le aportan al equipo.
¿Cuáles son las razones del mal momento de los azules?
1. Decisiones técnicas. No es un secreto que el técnico Russo se ha equivocado y de manera garrafal con sus decisiones, especialmente en este segundo semestre del año. Por aquello de querer afrontar de manera exitosa los tres torneos en los que el equipo competía, empezó a rotar la nómina, pero resulta curioso que aunque varios jugadores no le rindieron, los ponía y cuando la afición esperaba que los cambiara, siempre se repetía en las variantes: Silva por Marrugo o Salazar por Ovelar o hasta por Carrillo. Entre los ‘consentidos’ de Russo están Elíser Quiñones, a quien se le abona su voluntad y que ayuda en la marca, pero sus centros nunca han generado peligro. Otro de los protegidos es Gabriel Hauche, y es entendible porque él lo recomendó, pero el aporte del gaucho es nulo y sobre sus espaldas carga el peso de haber dilapidado el cobro de dos tiros definitivos desde el punto penal.
2. Jugadores en bajón. Nadie se explica cómo es que una defensa que se caracterizó por ser sólida, con los mismos jugadores, se haya vuelto tan frágil. Jair Palacios perdió la titularidad, Matías de Los Santos se perdió entre ser zaguero central y volante de marca, Andrés Cadavid a veces sí y a veces no con el agravante de que perdió su efectividad en el juego aéreo, sobre todo, en ataque y Felipe Banguero marca poco, ataca mucho pero su aporte ofensivo es casi nulo.
3. Resentido. Pero al bajón que han tenido los estandartes de la defensa habría que sumarle que en este semestre la presencia de Jhon Duque en la titular ha sido limitada por las lesiones y hay que reconocer que el bogotano es fundamental porque cuando está se multiplica, les cubre la espalda a sus compañeros de mediocampo y a la defensa, especialmente a los laterales.
4. Perdido. Otro de los factores a tener en cuenta es que el aporte del goleador Ayron del Valle no es el esperado y la razón no es otra que fue desplazado de su puesto natural, de ariete central, para darle cabida a Duvier Riascos, anteriormente y ahora a Roberto Ovelar o Huache.
5. Sin poder ofensivo. El Millonarios de meses atrás era un equipo vertiginoso, que salía a arrollar a su oponente con base en la proyección de los laterales, la movilidad y profundidad de los extremos y la contundencia en la definición, factores que se perdieron. De ser un equipo que no hacía transiciones en el mediocampo, sino que iba al frente, pasó a ser uno que se engolosina con el balón, que da mucho pase hacia atrás y que adelanta sus líneas, pero no sabe retroceder y por ello normalmente lo toman mal parado.
6. En deuda. Varios jugadores están en deuda con la afición, como es el caso de Roberto Ovelar, que solo marcó diferencia con los dos goles que le hizo a Nacional en la Superliga y pare de contar. También Hauche, Quiñones, los laterales, sea Palacios, Román, Banguero o Bertel, así como los volante ‘Caracho’ Domínguez, a quien ya le pesan las piernas; Carrillo, quien a veces sí y a veces no.
7. ¿Por qué no? Una pregunta que no ha tenido respuesta es por qué si Millonarios quería pasar de ser un equipo vertiginoso a tener manejo en el mediocampo, nunca han jugado juntos Silva y Marrugo. También hay que preguntarse por qué Salazar no es titular inamovible si es el mejor jugador azul y qué ha pasado con Murcia, Aragón, Vega, y ante los problemas de la defensa, por qué no buscar un juvenil en las divisiones inferiores. Las respuestas las tiene Russo, que ya es inocultable que se ha equivocado y bastante.
8. Salvación. Así las cosas, lo único que le queda a los azules es llegar a la final de la Copa Águila y de no hacerlo, el 2018 será un fracaso total.