Un crecimiento de 1,3% en el último trimestre hizo que el Producto Interno Bruto (PIB) escalara hasta 2,7%. Muestra de ello es que el resultado del cuarto trimestre de 2018 fue de 2,8%, superior al promedio de 2,3% en los cuatro trimestres previos.
Asimismo, el crecimiento de la demanda interna fue de 4,5% en el cuarto trimestre, el más alto en cuatro años, lo cual refleja la mejor dinámica del consumo y la inversión a finales del año pasado, producto del aumento de la confianza en el desempeño esperado de la actividad económica en los próximos meses.
Las cifras mostraron un fuerte repunte de la inversión, la cual depende en gran parte de la confianza de los empresarios en las políticas económicas del Gobierno, alcanzando un crecimiento de 6,7% en el cuarto trimestre, la tasa más alta en más de cuatro años.
Importaciones
El mejor comportamiento de la inversión en el cuarto trimestre es, en gran parte, reflejo del notable repunte de las importaciones de bienes de capital e intermedios, que crecieron a su mayor ritmo en casi siete años y que están íntimamente ligadas a la inversión distinta a la construcción. Igualmente, el índice de la encuesta de expectativas de inversión del Banco de la República había alcanzado su nivel más alto en tres años en el cuarto trimestre, mientras que otros indicadores de confianza empresarial también habían mejorado sustancialmente.
Construcción
En cuanto a la construcción, que es el componente de mayor peso dentro de la inversión, se observó un crecimiento de 4,2% en el cuarto trimestre, el más alto en más de dos años y el segundo valor positivo después de seis trimestres consecutivos de haber reportado valores negativos.
La inversión en construcción de vivienda creció 2% en el cuarto trimestre, también el segundo trimestre con valor positivo después de un año de contracciones. Lo anterior sugiere que el ajuste en el exceso de oferta de los años previos podría haber llegado o está llegando a su fin. A esto hay que sumarle el nuevo impulso de los programas de vivienda que el Ministerio de este ramo ha lanzado en último semestre. Frente a esto, vale la pena destacar que el área iniciada de edificaciones residenciales registró el crecimiento más alto en tres años y el primero positivo en siete trimestres, lo que indica una tendencia positiva para la construcción de vivienda en los próximos trimestres.
En este mismo sentido la inversión en construcción de otros edificios y estructuras creció 6,6% en el cuarto trimestre, la cifra más alta en más de un año. En particular, el componente de obras civiles mostró su primer crecimiento positivo en 2018, llegando a 5,5%. Las medidas que ha tomado el Gobierno para destrabar la construcción de los proyectos de 4G, lideradas por el Ministerio de Transporte, y otro tipo de obras de infraestructura, estarían dando sus primeros resultados positivos.
El consumo de los hogares, que representa cerca de dos terceras partes del PIB, también repuntó y creció 3,5% en el cuarto trimestre, la segunda tasa más alta en más de tres años.
En efecto, el mejor comportamiento del gasto de los hogares en el cuarto trimestre se había hecho evidente tras los datos de ventas minoristas, ventas de vehículos e importaciones de bienes de consumo, cuyos ritmos de expansión fueron los más elevados en los últimos cuatro años.
Bienes durables
Vale la pena destacar que el consumo de bienes durables, que son los que típicamente se adquieren con crédito, creció a su mayor nivel en tres años y medio, lo cual podría ser el reflejo de una mayor confianza sobre la situación económica futura.
Las exportaciones crecieron 3% en el cuarto trimestre, su nivel más alto en más de un año, lo cual refleja la mejor dinámica económica de los socios comerciales de Colombia y el aprovechamiento de una tasa de cambio más competitiva, la cual ha estimulado el desempeño del sector industrial, entre otros (la industria creció 2% en 2018 comparado con una contracción de 1,8% en 2017).
Las importaciones crecieron 14% en el cuarto trimestre, su nivel más alto en casi siete años, impulsadas por la mejor dinámica de la demanda interna tanto en el gasto de los hogares, como en la inversión.
Sectores
Todos los sectores mostraron crecimientos positivos en 2018, con excepción de minería, la cual se contrajo 0,8%, pero su ritmo de caída se moderó frente a la contracción de 5,7% que se observó en 2017 (la producción de carbón fue la principal responsable del crecimiento negativo, mientras que la producción de petróleo mostró su primer crecimiento positivo desde 2013).
Los que registraron la mayor tasa de crecimiento en 2018 fueron Actividades profesionales, científicas y técnicas (5%); Administración pública, defensa, educación y salud (4,1%); Actividades financieras y de seguros (3,1%); Información y comunicaciones (3,1%); y Comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida (3,1%).
Los que registraron más bajo crecimiento fueron Minería (-0,8%); Construcción (0,3%); Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación (1,4%); actividades inmobiliarias (2%); agricultura (2%); e industrias manufactureras (2%).
Estas cifras nos hacen ser optimistas frente al crecimiento de 3,6% que esperamos para 2019. La confianza que comenzó a generar el plan de reactivación económica, que muy rápidamente comenzamos a comunicar desde que inició el Gobierno, requería de acciones concretas e inmediatas que le dieran sustento y que comenzaran a dar mayores frutos a partir de 2019.
Reforma
En particular, la Ley de Financiamiento fue un paso importante en esa dirección pues incluye varias medidas que estimulan el emprendimiento, la inversión, la productividad y la formalización (tanto laboral, como empresarial), a través de la significativa disminución de la carga tributaria de las empresas, la simplificación del régimen impositivo para micro, pequeñas y medianas empresas, y el estímulo tributario a la agroindustria, la Economía Naranja, el sector de hotelería y turismo y las megainversiones.
A lo anterior hay que sumarle otras iniciativas del Gobierno en cuanto a la eficiencia en el gasto y la inversión pública que se incorporaron en el Plan Nacional de Desarrollo, la reducción de trámites que se está llevando a cabo con el programa ‘Estado Simple, Colombia Ágil”, los avances que ha habido para destrabar los grandes proyectos de infraestructura, el haber logrado un importante aumento de recursos de regalías disponibles para inversión regional en el bienio 2019-2020 ($22.4 billones frente a $14.5 billones en el bienio anterior), el notable aumento del salario mínimo en 2019 (el más alto en términos reales en 25 años), o el programa ‘Reactiva Colombia’ que lanzó Findeter por $1.35 billones, entre otros.
Con lo anterior, esperamos un impulso aún mayor al crecimiento del PIB, no solo en 2019 sino también en el mediano y largo plazo. Es decir, anticipamos que uno de los efectos será elevar el crecimiento potencial de la economía de niveles actuales estimados de 3,5% a niveles superiores al 4%.