Así es el conducto de hidrógeno entre Barcelona y Marsella | El Nuevo Siglo
AFP
Sábado, 10 de Diciembre de 2022
Redacción Economía

El proyecto de construcción de un conducto submarino de hidrógeno entre Barcelona y Marsella, presentado ayer, es esencial para la soberanía energética de la Unión Europea (UE), pero constituye una apuesta arriesgada.

Esto es lo que se sabe hasta el momento de esta iniciativa lanzada por España, Portugal y Francia.

¿En qué consiste?

Bautizado como "H2Med" o "BarMar" (contracción de Barcelona y Marsella), el conducto submarino permitirá transportar hidrógeno verde –obtenido a partir de electricidad renovable– desde Portugal y España hasta Francia y el norte de la Unión Europea (UE), de ahí que se hable de él ya como "hidroducto".

Anunciado el 20 de octubre durante una cumbre europea, sustituirá al MidCat, un proyecto lanzado en 2003 para conectar las redes gasíferas de Francia y España a través de los Pirineos, pero abandonado por su falta de atractivo económico y la resistencia de medios ecologistas y de Francia.

Además del tramo submarino, el proyecto comprende una interconexión entre la ciudad portuguesa de Celorico da Beira (noreste) y la ciudad española de Zamora (noroeste).

¿Cuáles son sus objetivos?

El gasoducto pretende acelerar la descarbonización de la industria europea, dándole acceso a energías limpias producidas a gran escala. España y Portugal aspiran a convertirse en líderes mundiales del hidrógeno verde, gracias a sus numerosos parques eólicos y fotovoltaicos.

Los tres países anunciaron inicialmente en octubre que podría suministrarse gas a través del gasoducto en un intento de reducir la dependencia europea del gas ruso. España y Portugal tienen el 40 % de la capacidad de regasificación de la UE.

Sin embargo, estará dedicado únicamente al transporte de hidrógeno, una condición indispensable para que sea declarado "proyecto de interés común" por Bruselas y logre una financiación europea, que podría alcanzar el 50 % de su coste.


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¿Por qué Barcelona y Marsella?

Según los promotores del proyecto, esta conexión es "la opción más directa y eficaz para unir la península ibérica con Europa Central".

Además, Barcelona es un polo energético en España, con una de las mayores terminales de regasificación de gas licuado de la UE, y Marsella es una puerta interesante para dar servicio al valle del Ródano, Alemania e incluso el norte de Italia, regiones industriales con potencial de convertirse en grandes consumidoras de hidrógeno verde.

¿Cuál es el trazado?

El trazado definitivo no ha sido establecido, pero de los tres en consideración, París, Madrid y Lisboa dan prioridad a uno que tiene una longitud de 455 kilómetros y una profundidad máxima de 2.600 metros.

Este recorrido es más largo que otro que bordea la costa, pero tiene la ventaja técnica de ofrecer pendientes menos pronunciadas en el lecho marino, explica la hoja de ruta presentada este viernes por los tres países.

Operativo en 2030, este conducto costará unos 2.500 millones de euros (unos 2.600 millones de dólares). Su construcción empezará en 2025. La interconexión entre Portugal y España costará unos 350 millones de euros adicionales.

¿Cuáles son sus obstáculos?

El H2Med enfrenta varias dificultades técnicas, en parte por su carácter novedoso. "Un hidroducto 'off shore' a esa profundidad, desde esa distancia, no se ha hecho nunca", apunta Gonzalo Escribano, experto del centro de estudios Real Instituto Elcano.  

Para Linares, uno de los principales problemas es la naturaleza del hidrógeno, un gas formado por pequeñas moléculas, susceptibles de escaparse por las juntas de la tubería y extremadamente agresivas, por lo tanto capaces de provocar corrosión.

Pero no son problemas "insalvables", subraya este ingeniero de formación. "Lo que se debe hacer es instalar una membrana en el interior, una especie de plástico, para evitar que el hidrógeno se escape o llegue a atacar la tubería", explica.

¿Su futuro?

El riesgo verdadero, a juicio de los expertos, es su viabilidad económica. "No está claro cuándo vamos a desarrollar ese mercado del hidrógeno y (cuándo) vamos a estar en condiciones de producir lo suficiente en España para exportar por ese tubo y llevarlo hacia Francia, eso es a muy largo plazo", resume Escribano.

Para Linares, hay que empezar ya. "Estas infraestructuras tardan tanto en construirse que no podemos permitirnos esperar. Si no, terminaremos con una producción importante de hidrógeno que no podremos exportar", afirma.